Epílogo

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Las historias no siempre tienen un final feliz, mucho menos cuando decides el camino de la realidad.

Sentir mi alma viajando por otras realidades no fue la experiencia más grata, pero tampoco la más aterradora que tuve en aquel tiempo. Recuerdo la confusión al encontrarme en un lugar diferente, completamente intacta y sin ser algo físico por completo, sino que solo una voz que viajaba por el aire. Llegué a la mente de Pierce y le di la idea de crear a las Sombras Rojas, luego viajé a un tiempo cercano y le reafirme la idea hasta asegurarme que, por lo menos, creara 40 de aquellos sujetos.

Jamás olvidaré las palabras de mi versión menor, cuando caminábamos por el pequeño bosque, mientras la guiaba hacia la cabaña que sería un punto importante dentro del plan que ya se realizaba.

-¿Y qué quieres ser cuando seas mayor, Mai?- pregunté al recordar que había olvidado mi verdadero propósito con el tiempo transcurrido. Siempre quise eliminar a HYDRA, claro, pero todo niño tiene sus sueños por más madura que sea su mente y yo había olvidado ese sueño.

-Ser libre- me confesó mi versión de 8 años mientras hacía equilibrio en una raíz que marcaba el camino- aunque eso ya lo sabes. Eres yo mayor.

Perdí la noción del tiempo luego de transportar mi conciencia a diferentes tiempos para equilibrar las cosas del plan, detuve a Wanda de irse cuando Lila la llamó, salvé a Loki ya que significó parte esencial de mi victoria, contacté a Zemo para aclarar nuestra alianza, hice cosas que jamás me creí ser capaz pero que con la experiencia recibida a través de esos viajes supe que era importante realizar, entre ellas, desviar a mi madre y Steve en su viaje de regreso. Durante su ausencia aprendí muchas cosas que jamás hubiera sido capaz teniéndola cerca.

Pero sin lugar a dudas, la parte más aterradora fue despertar en el cajón helado donde guardaban los cuerpos. En ese momento entendí a Axel y a su claustrofobia. Mantuve la calma de milagro, tomé el anillo de Stephen que le pedí a Zemo colocar cerca de mi cuerpo y creé un portal fuera de la morgue del gobierno en el lugar acordado. Caí en una granja abandonada lejos de cualquier ciudad, me arrastré hasta una caja debajo de un árbol y respiré normalmente hasta tener la ropa puesta y me recosté boca arriba. Mi mano palmeó el interior de la caja y sentí la cantidad de papeles en ella. Papeles que había robado en el transcurso del plan, poco a poco para que no fuera sospechoso. Era mi nueva identidad.

-¿Puedes prometerme algo y no romperlo?- recordé la petición que Carlos me hizo un día antes de la caída de HYDRA.

-Sabes que no rompo mis promesas, Domínguez- había bromeado, reconociendo lo que me preguntaría.

-Estoy hablando en serio.

-Y yo también.

Para aquel punto, tanto Carlos como Edmon ya sospechaban lo que planeaba a juzgar por las continuas miradas que me mandaban, si llegábamos a vernos, lo que solo fue unas 3 ocasiones.

-No mueras- Carlos me había pedido, el dolor en su mirada casi logró que me arrepintiera del video que tomé con ayuda de Zemo- prométeme que no morirás.

-Lo prometo.

Y, técnicamente, nunca rompí esa promesa.

Al paso de las horas y luego de notar que la herida de mi abdomen estaba casi cerrada, descubrí los periódicos locales en la entrada de la granja (una estrategia sugerida por Zemo para que supiera en qué día me encontraba al despertar) y tomé el más nuevo de ellos. 30 de julio del 2028. El hechizo tuvo que realizar el efecto en la madrugada.

Levanté los boletos de avión que había comprado poco antes y descubrí que la fecha de salida era al siguiente día en el horario de la mañana, con destino a México.

The Red Shadow: the new experimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora