-¿Qué haces aquí? ¿cómo sabes mi piso?-Harper, existe algo llamado buzones, pone el nombre de todas las personas que viven en cada casa-dijo cruzándose de brazos-. Vengo a por mi ropa.
-Joder. Es verdad. Voy a traértela, espera aquí.
Cuando me giré y di unos pasos hacia la habitación escuché como entraba en mi casa.
-¿Qué no has entendido?-pregunté girando el cuello para mirarla.
-Hace frío fuera-respondió mientras iba a mi salón con toda la confianza.
Resoplé mientras entraba a la habitación y cogía las cosas que me prestó en la fiesta.
Cuando volví al salón Jennifer y Luke charlaban con Kim de forma animada.
-¡Deberías quedarte!-propuso Luke.
-No-dije al momento.
-¿Ves? Lo que te decía, es una aburrida-comentó Luke haciéndola reír.
Le di una bolsa con su ropa.
-Ya puedes irte.
-Pero no quiero-dijo ella encogiéndose de hombros.
-Es mi casa, Kim, vete.
Frunció el ceño y negó.
-¡Venga Harper hay comida de sobra!-intentó convencerme Luke.
¿En qué momento esto se había convertido en un complot en mi contra?
Cuando vi que Jennifer iba a intervenir pensé que sería mi salvación.
-A mi me parece buena idea que se quede.
Joder. Otra traidora.
-Bien. Quédate-dije con el ceño fruncido y me senté en el sofá.
Ellos celebraron mi decisión y yo solo murmuré por lo bajo molesta. Kim me dio un golpe con el codo en mi brazo.
-No te enfades. Las dos veces al año que sonríes estás muy guapa-dijo en voz baja con una sonrisa divertida.
-Si te vas a quedar. Cállate.
Hizo como si cerrara su boca con una cremallera y tirara la llave.
Jennifer y Luke no dejaban de charlar con Kim. Yo solo miraba de mal humor y deseaba que se fueran.
Habían invadido mi casa y me tocaba aguantar conversaciones aburridas sobre cosas que no me importaban.
Genial. Maravilloso.
-¿Y tú familia es coreana?-preguntó Jennifer.
Al instante y con mucha discreción puse atención a lo que hablaban.
Claro. Cuando se trata de Kim...
Cállate.
-Mi familia paterna sí.
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La sincronización de nuestros latidos
Teen FictionEntra todos los martes. A veces solo mira y a veces compra un libro. Tiene mal gusto para elegirlos. Sabe sacarme de quicio. Su pelo es negro. Su risa es dulce. Y es absolutamente inalcanzable.