CAPÍTULO 20

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Un mes después

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Un mes después.

Me desperté por la luz que entraba por la ventana, a mi lado, se encontraba Kim durmiendo plácidamente. Habíamos empezado a pasar los fines de semana en casa de la otra, esta vez estábamos en la suya, me había empezado a acostumbrar a dormir con ella. Me abracé a su espalda, llevaba puesta mi camiseta, solo eso, debajo de las sabanas se encontraba el resto de su cuerpo, desnudo. Acaricié el lado de su pierna, su piel era suave, mis labios se apoyaron en su cuello, tuvo que notarlo, se removió un poco, me incorporé un poco para poder verla, sus ojos seguían cerrados y una leve sonrisa estaba en su rostro.

Aparté con delicadeza algunos mechones que caían sobre su cara.

-Buenos días-murmuró adormilada mientras gira su cuerpo para abrazarme.

La correspondo estrechándola contra mí y dejo algunos besos en su cabeza. Después de lo que me pasó pensé que no volvería a poder ser cariñosa con alguien, pero me equivocaba, tal vez solo tenía que esperar a la indicada.

-Hoy tengo una sorpresa para ti-le dije.

Me miró al instante y una sonrisa ilusionada apareció en su rostro.

-¿¡A que estás esperando!?-exclamó levantándose de un brinco.

Solté una carcajada y estiré mis brazos para alcanzar su ropa interior.

-En otra situación no me importaría tenerte desnuda rondando por la casa pero creo que tu padre y tu hermano prefieren verte con ropa.

Se sonrojó un poco y me la quitó de las manos.

-Cállate-dijo mientras se las ponía.

Me levanté sonriendo y me puse mi ropa interior. Kim tiró de mi mano hasta la cocina, no debí decirle tan pronto lo de la sorpresa, ahora parecía que le iba a dar un ataque por la ilusión.

-¡Dame una pista!-me pidió dando saltitos.

-No-respondí, mirándola divertida.

Me fui moviendo por la cocina para prepararle un café, Kim empezó a perseguirme.

-¡Solo una! ¡Solo una!-suplicó haciéndome reír.

Me giré y puse mis manos en su cintura para frenarla.

-Kim, desayuna, dúchate, vístete y te llevo a la sorpresa-dije, despacio.

Ella asintió con la cabeza intentando mantenerse serena.

-Perdón-puso un puchero.

Le di un beso en la cabeza y seguí preparándole el café.

-Buenos días-saludó Hyun entrando en la cocina.

Después de un mes, seguía aquí, Kim estaba feliz y estaba volviendo a confiar en él, a mi me costaba un poco más, pero las cosas no iban mal, no me podía quejar.

La sincronización de nuestros latidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora