CAPÍTULO 23

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Kim.

-Me encantaría ir.

Ni yo me creí lo que me había propuesto, ¿cenar con su familia? ¿era consciente de lo oficial que sonaba eso?

Lo dudo.

Puso una leve sonrisa mientras asentía lentamente.

-Genial, va a encantarte celebrar la navidad-me aseguró y pude notar algo de ilusión en su voz.

Bajé la mirada a sus labios, necesitaba besarla, pero nunca lo habíamos hecho con nuestros amigos delante y no estaba segura de si ella querría.

-Te estoy escuchando pensar-me dijo con una sonrisa divertida.

-No. No es nada. Solo que tengo que volver pronto a casa, mañana tengo clases-me excusé, rápidamente.

Asintió con una sonrisilla.

-Cuando quieras irte me avisas, ¿vale?

La notaba tan...viva, que había veces que me sorprendía. Cada vez estaba menos a la defensiva, cada vez reía más y se la veía feliz. Mi corazón daba un brinco cada vez que ella estaba tan alegre.

Por otra parte, me asustaba, cuando alguien sube a lo más alto siempre existe la posibilidad de que vuelva a bajar, no quería que eso le pasara. No sabiendo lo adictiva que es la felicidad, lo fácil que es engancharte a las sensaciones que te provoca esa serotonina. Necesitaba asegurarme de que Harper sabía que la felicidad no es eterna y que parte de la vida es que no lo sea.

-Si. Pues claro-le aseguré.

Harper se inclinó dejando un beso en mi sien. Cerré los ojos y disfruté de su olor, al cual ya me había acostumbrado y si, lo admito, eso me encantaba.

-Vamos anda, o les damos una cerveza o creo que nos asesinarán.

No pude evitar echarme a reír. Volvimos a la mesa dejando las bebidas en ella, al instante Luke alarga el brazo y alcanza una.

-Esta si que es el amor de mi vida-dice de manera dramática.

Me alegró ver que estaba algo animado, no había podido hablar con Dafne con profundidad sobre el tema, sabía que en cuanto la viera tendríamos una conversación. Realmente no entendí por qué lo dejó, yo pensaba que estaban bien. Tal vez me equivocaba.

Las conversaciones pasaban de tema en tema con fluidez, con ellos no me aburría nunca. No eran conscientes de que me acogieron cuando más lo necesitaba.

Al final Luke nos dejó a todas en nuestras casas, la última fui yo.

-¿Ella está bien? -preguntó mientras aparcaba justo delante de mi casa.

-No responde los mensajes, mañana hablaré con ella-respondí.

Asintió con la cabeza.

-Solo me gustaría entender que hice para que dejara de sentir eso por mí.

La sincronización de nuestros latidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora