Kim
Si alguien me hubiera dicho que acabaría yendo a cenar en navidad a casa de la dependienta borde de la librería...me reiría en su cara.
Pero ahí estaba, mirando que iba a ponerme mientras mi hermano soltaba suspiros dramáticos.
-¡Todos los vestidos te quedan bien! ¡Por dios!-se quejó. Llevábamos casi dos horas de tienda en tienda buscando ropa.
-No quiero ir demasiado...ni ir muy...-solté un quejido al no encontrar las palabras.
Miré a Hyun, sonreía divertido por mi estrés. Le di un manotazo en el hombro haciéndolo reír aún más.
-Yo sigo prefiriendo el vestido azul.
Lo miré dudando, cogí el vestido y lo analicé con detenimiento. Tiene que ser perfecto.
-Confía en mí-dijo, intentando convencerme.
Asentí, no estaba del todo segura pero o me decidía ya o acabaría volviéndome loca. Hyun me invitó a comer, mi estómago estaba completamente cerrado por los nervios, así que prácticamente no probé la comida.
Dafne y Michelle se habían ofrecido a maquillarme y peinarme para la cena así que vinieron a mi casa por la tarde con unos cinco estuches llenos de productos de maquillaje.
-¿Estás segura de que ir?-me preguntó, Michelle, por décima vez.
-Me hace ilusión que mi primera navidad sea con ella-respondí, por décima vez.
Dafne sonrió, estaba llena de ternura. Me recogieron el pelo en un moño con algunos mechones suelto. Michelle me dejó unos pendientes y collares.
-Aún están abiertas las solicitudes para la universidad de fotografía-me dijo, captando también la atención de Dafne.
-¿Vas a mandarla? Sería una pasada, Kim.
Negué con la cabeza.
-Solo me traería problemas, decepcionaría a mi padre, si me aceptan tendría que irme allí a vivir y no tenemos dinero, además...
-Aquí tienes a Harper-me completó, Dafne, con suavidad.
Me encogí de hombros. Honestamente, la idea te alejarnos me dolía. Mucho. Muchísimo.
-Hemos avanzado mucho, ¿sabéis? Ha sido capaz de decirme que está enamorada de mí...¿Cómo voy a marcharme después de eso?
-Yo creo que lo entenderá-respondió Dafne-. Aunque si quieres quitar de tu cabeza las dudas...deberías preguntarle.
Agaché la cabeza mientras asentía despacio. Sabía que tenían razón.
-Venga, vístete que veamos lo despampanante que vas a ir-intervino Michelle, para cambiar de tema.
Cuando quise darme cuenta estaba en el coche de camino a casa de Harper. Fue mi padre quien se ofreció a llevarme.
-Oye, Harper y tú...sois muy amigas-comenzó diciendo.
Dejé de mirar por la ventana para mirarlo a él.
-Sí.
-Puede que vaya a decir una tontería pero...si a ti ella...bueno, si la vieras como algo más de una amiga...podrías contármelo. Yo...no quiero que te de miedo sincerarte conmigo, ¿vale? Y puede que solamente sean imaginaciones mías, pero he visto como os miráis y...-se quedó en silencio, tragó saliva-me recordáis a tu madre y a mí.
-Nunca hablas de ella-dije, casi sin voz.
-Aún duele, duele mucho-se sinceró-. Todos los días la echo de menos y pienso en como ella sabría manejar las situaciones mejor que yo. No puedo explicarte con palabras lo increíble que era. Cuando todo iba mal solo tenía que abrazarme y de alguna forma u otra todo era más leve...Se que soy muy exigente contigo y más después de que Hyun...se marchara, pero solo quiero que seas feliz.
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La sincronización de nuestros latidos
Teen FictionEntra todos los martes. A veces solo mira y a veces compra un libro. Tiene mal gusto para elegirlos. Sabe sacarme de quicio. Su pelo es negro. Su risa es dulce. Y es absolutamente inalcanzable.