tw: En este capítulo se hacen menciones a un TCA, he sido lo menos detallada posible, pero quiero evitarte cualquier malestar, por lo que en caso de que pueda incomodarte porfa sáltate la parte<3. (voy a dejarte una marquita para que puedas leer el resto del cap, muak)
-Harper...-soltó en un suspiro, joder.
Apreté mis dedos contra su cadera sin dejar de moverme, mi corazón iba a mil, lo escuchaba hasta por encima de la música.
Kim se dio la vuelta, rodeó mi cuello con sus manos sonriendo, acarició mi nuca con suavidad. Mis brazos rodearon su cintura atrayéndola hacia mí, no sabía que estaba haciendo, solo que no podía parar, necesitaba sentirla.
Apoyé mi frente en la suya, cerré los ojos para potenciar el resto de mis sentidos, podía percibir el calor que emanaba su piel por debajo de la ropa, llegó a mi nariz su característico olor a vainilla, no necesité abrir los ojos para saber que sonreía, podía notarlo.
Mi corazón estaba desbocado, solo quería que ese momento fuera eterno, quedarme siempre así, con ella, por algún motivo ella me hacía sentir segura, encontré un rincón de paz en sus ojos oscuros, en su sonrisa sincera, en su mal gusto para los libros.
Joder, iba a volverme loca.
-¡Eh! ¡Zorrita!- me tensé al reconocer esa voz.
Ambas llevamos nuestras miradas a donde se encontraba Izan, estaba borracho, llevaba la camisa desabrochada, el pelo despeinado y las mejillas coloradas.
Me puse delante de Kim, él dio un paso hacia delante, puse la mano en su pecho para evitárselo.
-Ni la huelas, Izan-le advertí, seria.
-¿Qué pasa Harper?-arrastraba las palabras, patético.
-Izan, no hagas un numerito, vete-intenté mantenerme serena.
Noté como Kim clavaba los dedos en mi cintura, estaba tensa.
-¿Sigues molesta porque me haya follado a tu amiguita?-se encaró a mí, me llegó el olor a alcohol.
La sangre empezó a hervirme, un recuerdo interrumpió de golpe en mi cabeza.
Caminé con velocidad, si me daba prisa no me alcanzarían.
-¡Eh! ¿Dónde vas? ¡Queremos hablar contigo!-mierda, frené en seco.
Me giré sobre mis talones, vi como se acercaban a mí, mi cuerpo se tensó al completo.
-¿Estabas huyendo de nosotros?-preguntó dando un paso hacia mí.
No respondí.
-Con ese cuerpo era imposible que avanzara mucho, ¿cuánto pesas? ¿una tonelada?-rieron con el comentario de la rubia.
Mis ojos empezaron a humedecerse.
-Haznos el trabajo fácil-dijo el moreno, intentó agarrar mi mochila pero mi cuerpo reaccionó apartándose hacia atrás.
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La sincronización de nuestros latidos
Teen FictionEntra todos los martes. A veces solo mira y a veces compra un libro. Tiene mal gusto para elegirlos. Sabe sacarme de quicio. Su pelo es negro. Su risa es dulce. Y es absolutamente inalcanzable.