un omega diferente › jikook.

Capítulo O7

¿Cómo es posible que sea mi pareja?... Debe haber algún tipo de equivocación, quizás sólo sea un... ¿perfume? Sí, quizás sea sólo eso. Al fin y al cabo, él no se ve afectado por mi olor. Suspiré y me eché a lo largo de la alfombra. Pensé en subir de nuevo a la cama, pero entre que no me gustaba para nada ese tío y la advertencia que me dio, la alfombra parecía un lugar seguro. Llevaba el día entero sin comer...seguramente me arrepienta al decirle que no aceptaría nada suyo, y también llevaba el día entero sin ir al baño. Me levanté y fui de puntillas al baño cerrando la puerta lentamente sin hacer ruido. Que el baño no tuviese cortinas y diese al jardín daba un poco de corte la verdad, pero al fin y al cabo en ese jardín solo estaba el cachorro... Gureum. Después de cinco minutos en los que también aproveché para beber agua directamente del grifo salí del baño y volví a sentarme en la alfombra, con la diferencia de que también me llevé varios cojines que había encima de la cama. Estaba claro que esa noche no dormiría. ¿Quién podría hacerlo estando en una situación así?... Eso es lo que me dije repetidas veces intentando mantenerme despierto, pero después de lo que me pareció una eternidad mis párpados se cerraron por sí solos.

JiMin POV

Puto sol. Entreabrí los ojos y me di la vuelta buscando la oscuridad. ¿Dónde estaban mis cojines? Fruncí el ceño y con un suspiro largo me senté y peiné mi pelo con una mano. Miré a la derecha y noté cómo mi ceño se tensaba. Creo que ya va siendo hora de ser duro con él. Me puse unos pantalones de chándal y caminé hasta quedar al lado del cuerpo rodeado de cojines. Estaba hecho un completo desastre. Su pelo estaba todo desordenado, su ropa estaba arrugada y un hilo de baba caía sobre uno de mis cojines de seda más caros. Chasqué la lengua y sin controlarme cogí en un puño todo lo que pude de su cabello y tiré de él arrastrándolo hasta el baño. No tardé en oír un grito de sorpresa y sus manos agarrando mi muñeca y clavándome las uñas. Lo solté cuando llegamos al baño y cerré la puerta con un movimiento brusco. Lo miré y parecía completamente perdido. Sonreí al ver que por fin me miraba con algo de temor en sus ojos.

─Desnúdate.

Al parecer tardó un rato en procesar lo que había dicho mientras acariciaba su cabeza, pero a los tres segundos frunció el ceño y retrocedió dos pasos.

─Ni lo sueñes.

─Mira, el primer día fui bueno contigo, pero no tengo mucha paciencia. Ahora, desnúdate.

Parecía que estaba a punto de llorar. Se quitó los zapatos mientras con sus manos temblorosas cogía su camiseta y se la quitaba poco a poco. Ya no tenía las marcas rojas en el estómago. Una ligera sensación de alivio recorrió mi cuerpo. Vi como apretaba la camiseta entre sus manos y me miraba con los labios apretados como esperando algo.

─Sigue.

Me crucé de brazos y me apoyé en la pared mientras veía con diversión cómo sus manos temblaban más que antes al bajar la cremallera y bajar lentamente el pantalón. Ya no me miraba a mi, si no que el suelo le parecía más interesante que mi presencia.

─Todo.

─¿Ya está bien no?

Levantó la mirada mientras apretaba los puños. Su cara estaba roja y tenía los ojos brillantes.

─¿Quieres ducharte con los calzoncillos puestos?

Al parecer eso lo pilló por sorpresa.

─Quítatelos antes de que lo haga yo.

─¿Si voy a ducharme por qué tienes que estar conmigo?

─Quiero ver que tan buena es la mercancía. Y lo que más me interesa es tu culo, así que date la vuelta y quítate los calzoncillos.