Capítulo O8

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Notaba como mi voz se rompía. Mi cadera y mi cara dolían, al igual que mis brazos. Sentía algo seco por mi labio y mi barbilla. Ignoró mis palabras y me cogió entre sus brazos haciendo el recorrido de vuelta a la habitación.

Mordí mi labio ignorando el dolor y cerré fuertemente los ojos para no ponerme a llorar. Esto era demasiado.

─No hagas eso, o volverás a sangrar.

─Qué te importa. Déjame en el suelo, puedo caminar solo.

Me dejó en medio del pasillo gris y empezó a caminar delante de mí sin decir una palabra. Caminé apoyado en la pared, ya que parecía que mis piernas eran de gelatina y mi cadera temblaba a cada paso que daba. Nunca me había sentido tan mal, nunca había sentido asco de mí mismo.

─Ahora que lo pienso, tengo que darte de comer.

Fruncí el ceño y miré su nuca con odio. ¿Qué soy, una mascota?

Subimos las escaleras y entré detrás de él a la habitación, yendo directamente al baño para ducharme de nuevo.

─¿A dónde vas?

─Necesito una ducha.

─¿Te di permiso para que te ducharas?

─... ¿Por qué me odias? ¿Qué te hice? ¿¡Qué te he hecho yo, joder!?

Me derrumbé en frente de la puerta y tapé mi cara entre mis manos.

─... Oye...

─¡Cállate! No quiero escuchar tu voz, ¡no quiero tener nada contigo! Si piensas venderme hazlo ya... ¡prefiero estar con cualquier otro que contigo!

─¿No querías volver a tu casa?

─¿Y eso qué tiene que ver? Haga lo que haga no volveré... y todo es por tu culpa. ¿Por qué yo...?

Oí sus pisadas y cogiéndome de la muñeca me lanzó sobre la cama.

─Quieto.

Me tapé con una sábana y me sequé rápidamente una lágrima que había escapado nada más había cerrado la puerta.

No tardó más de dos minutos en volver con una bolsa. Sacó un sándwich y lo lanzó encima de mis piernas.

─Come.

─Te dije que no acep...

─Por el amor de Dios, COME.

Noté mi garganta cerrarse. Abrí el paquete del sandwich y empecé a comer sin hacer ruido.

JiMin POV

Maldición. Mierda, mierda, mierda. Cogí la bolsa de la cocina y me encaminé a la habitación. No me puedo sentir mal por él... este es mi trabajo joder. Sólo porque me recuerde a aquel niño no puedo... no puedo dejarle ir ahora. No me había sentido así con los demás. ¿¡Por qué tiene esa cara!?

Mientras volvía a la habitación me dieron ganas de llamar a mi jefe y acabar con todo esto, pero recordé mi objetivo e intenté calmarme. Entré y sin mirarle a los ojos le lancé la comida. Me replicó de nuevo y utilicé la voz, no podía arriesgarme a explotar en frente de él. Empezó a comer en silencio y me fui al jardín, no sin antes olvidarme de cerrar con llave para que no hiciese ninguna tontería. Gureum me recibió saltando sobre mis piernas y me senté en los escalones acariciando a ese pequeñajo.

─Tú eres lo único bueno.

Recordé a todos los hombres y mujeres que se reunieron alrededor del cuerpo de JungKook y cogiendo una pelota se la lancé a Gureum con todas mis fuerzas. Esta rebotó en el cristal y volvió a mi mano antes de que Gureum pudiese atraparla. Chasqué la lengua y miré el cielo. Estaba a punto de llover. Toqué el centro de mi pecho y no pude evitar una mueca de dolor. La cicatriz me dolía cuando el tiempo cambiaba. Estaba a punto de encender un cigarro cuando oí una voz justo detrás de mí.

un omega diferente › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora