─¿De qué me sirve tener guardias que no sirven ni para cumplir bien una orden? No sé en qué estaba pensando cuando te contraté... No sirves para nada.
Apunté a su cara y apreté el gatillo.
Sus sesos se esparcieron por la entrada, pero no le di mucha importancia. Ya iría alguien por la mañana a limpiar el desastre.
Guardé el arma y me limpié las manos manchadas de sangre en los pantalones, ya los tiraría luego. Fui directo a la habitación y me encontré con una grata sorpresa. Ya estaba despierto.
JungKook POV
Me desperté de golpe a causa de un grito muy fuerte, como si estuviesen matando a alguien.
Me incorporé cuando escuché esta vez el sonido de lo que parecía ser un disparo, y los gritos callaron... No podía ser. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y quise levantarme, pero nada más poner un pie en el suelo la habitación entera giró y caí al suelo. ¿Me han drogado...? No... Esta sensación la conocía bien. Toqué mi frente y como supuse, estaba ardiendo. También me dolía el estómago. Ni siquiera me giré cuando oí el ruido de la puerta siendo abierta.
─Vuelve a la cama.
Abrí los ojos justo a tiempo para apartar su mano.
─ Te dije... que no me tocases...
─¿Te crees que me importa algo?
De un empujón tiró de mí poniéndome en pie y me tiró a la cama. Juro que en ese momento sentí todo a mi alrededor como si fuese un remolino. La habitación no paraba de girar.
─Quédate ahí. No me servirás de nada estando enfermo.
─ ¿Entonces por qué no dejas que me vaya?
─Porque no.
Mordí mi lengua con fuerza para no acabar gritándole todo lo que tenía en la cabeza y tapé mis ojos intentando que el mundo volviese a su sitio.
─Tómate esto y duerme, hasta mañana no empezaremos.
Me incorporé un poco y miré con desconfianza la pastilla blanca que estaba en su mano.
─ ¿Qué es?
─Algo que hará que te cures.
─ ¿Crees que me voy a tomar... eso? Más bien... ¿crees que voy a aceptar algo de lo que tú me des?
─Si no quieres morir de hambre espero que así sea.
Me giré quedando de espaldas a él, pero para nada esperaba ese tirón de pelo y sus labios presionando los míos.
Abrí los ojos de golpe y me topé con los suyos, mirándome. Separé mis labios para morderle, y en un segundo, el agua inundó mi boca y su mano me sujetó fuertemente de la nuca. Intenté separarlo de mí, pero era como intentar mover una puta pared. Al final, por el mareo y la sensación de ahogamiento tragué hasta que por fin, asegurándose de que no mantenía el agua en mi boca, se separó de mi.
Tosí agarrándome la garganta.
─ ¿Qué has hecho?
─Darte la puta pastilla, ahora duerme antes de que cambie de idea y te folle ahora mismo.
Acababa de beber agua, pero después de oírle, mi garganta parecía un desierto. Cerré la boca y volví a acostarme. Ya era de noche, y tenía a ese hombre al lado, lo sentía por el peso en la cama. Estaba acostado a mi lado. Abrí los ojos y lentamente me di la vuelta. Tragué saliva al ver su cara a no más de 5 centímetros de la mía y me encogí intentando ocupar el menor espacio posible en la cama, evitando así que nuestros cuerpos se tocasen. No lo voy a negar, el tío era guapo, pero eso no le quitaba lo gilipollas. ¿Cómo espera que duerma tranquilo a su lado? Iba a girarme de nuevo cuando vino un olor...dulce. Giré la cabeza guiado por el olor y me encontré otra vez con su cara. Me incorporé un poco acercándome a él hasta estar a menos de 3 centímetros de su cuello. Inspiré hondo y abrí la boca. Frutas... olía a frutas. Pasé la lengua por mi labio inferior y me quedé congelado. Ese olor era mejor que todos los perfumes. Me mordí el labio y me acerqué más a su cuello, hasta que ya sólo unos milímetros me separaban de su piel. Tragué con fuerza y deslicé con suavidad mi nariz sobre su cuello. Nunca había sentido esto... y no podía ser lo que creía... por favor no... Retrocedí de golpe y me llevé las manos a la cabeza, intentando calmar mi respiración y los latidos de mi corazón. No puede ser... que este hombre sea mi pareja... no lo acepto. Mis ojos picaban cada vez más, así que los restregué con fuerza. Ya dije que no me va a ver derramar una sola lágrima. No por él.
─¿Qué haces?
Pegué un bote en cuanto oí su voz en mi oído y su brazo rodeando mi cadera.
─¿Estás llorando?
─ Mas quisieras. Aléjate de mí.
Me aparté de él rápidamente, pero me sujetó de la muñeca y de un movimiento me puso debajo de él.
─Se ve que ya no estás mareado. Quizás podríamos empezar ahora.
─...
─Te voy a hacer una pregunta...
Se inclinó hacia mí hasta que nuestros labios casi se rozaban. Ahora que sabía de dónde provenía ese olor no podía mirarle directamente.
─...¿Qué hacías oliendo mi cuello?
... Mierda.
Creo que tenía mis ojos más abiertos de lo humanamente posible, y mi boca se abría y cerraba como si tuviese la mandíbula rota.
─ N... ¿No estarías... soñando?
─No, porque, ¿sabes? Estuve despierto todo el tiempo.
─...
Sin pensar y con los nervios a flor de piel levanté mi rodilla con fuerza y le di en el estómago.
─... Bien ahí.
Se levantó y me cogió de la muñeca tirándome al suelo.
─Deberías aprender a ser más agradecido. Por tu tontería, a partir de ahora dormirás ahí.
Me senté sobre la alfombra y no me atreví a mirarle.
─Deberías saber en qué situación estás. Ahora mismo podría cortarte el cuello y nadie se enteraría de que estás muerto. Más te vale que a partir de mañana empieces a comportarte, o si no no me quedará más remedio que comenzar con los castigos físicos. Y he de decirte, que no soy benevolente.
─... eso ya lo sé...
Dije en un susurro.
─No te he oído. Repite lo que acabas de decir.
─ He dicho... ¡que eso ya lo sé! Puedes aplicarme todos los castigos que quieras, pero no creas que a causa del dolor haré lo que me digas.
Por el coraje acabé mirándole directamente a los ojos... y eso fue algo que no me esperaba. Una gran sonrisa estaba pintada en su cara.
─Así me gusta... tú eres exactamente lo que quería.
─ ¿De qué hablas?
─Tú eres un chico listo, tenías controlados a mis hombres, así escapaste la primera vez. ¿Ahora, qué es lo que quiero de ti?
─...
─Responde.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba a abajo. Había utilizado la voz.
─ No lo sé.
─Es fácil. Sólo quiero que me diviertas. Quiero ver todas tus expresiones, quiero ver cómo lloras. Con los omegas normales no podía hacer nada, ya parecían entrenados para follar, sin embargo tú... ni siquiera me has dicho si eres virgen y además me pegas.
Lo último que oí esa noche fue su risa acompañada por un suave murmullo.
─... no puedo esperar a mañana.
Me quedé allí, sentado sobre la alfombra que aún tenía las hojas que había dejado el cachorro, completamente helado. Ese hombre no podía ser mi pareja... imposible. Un loco como él... un psicópata... Mordí mi labio y apoyé la espalda contra la cama. No quiero. ¿¡Por qué tuve que nacer siendo un omega!? Respiré hondo varias veces y posé la cabeza en las rodillas. ¿Cómo es posible que sea mi pareja?... Debe haber algún tipo de equivocación, quizás sólo sea un... ¿perfume? Sí, quizás sea sólo eso. Al fin y al cabo, él no se ve afectado por mi olor. Suspiré y me eché a lo largo de la alfombra. Pensé en subir de nuevo a la cama, pero entre que no me gustaba para nada ese tío y la advertencia que me dio, la alfombra parecía un lugar seguro.
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un omega diferente › jikook.
FanfictionLa sociedad ha avanzado en la última década y los omegas ya no están tan reprimidos. Pueden estudiar, y a pocos se les obliga a casarse. JungKook, o como sus padres lo llaman, Kook, está estudiando una carrera. Casi no tiene problemas por no tener...