Capítulo 4O

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─¿Qué?

Apreté los dientes y respiré profundamente.

─¿Tú también vas a mirarme con miedo?

─No... sólo que, tus feromonas... están descontroladas.

Fruncí el ceño y dejé la bolsa al pie de la cama.

─Lo siento, pero la gente me mira como si fuese yo el que te hubiese violado y golpeado. Igual como me miras tú ahora.

Me acerqué a él y vi cómo me sostenía la mirada a duras penas.

─No quiero que me mires así.

─... Cálmate...

─¿¡Cómo coño me calmo si hace a penas media hora que sé que ese cabrón te violó!?

Dije a la vez que mi puño se estrellaba contra la pared, a unos 20 centímetros de su cabeza.

Chasqué la lengua cuando se encogió aún más y opté por ir al baño para empezar a llenar la bañera.

En los pocos minutos que estuve encerrado intenté tranquilizarme, pero me era inevitable pensar en todo lo que tuvo que sufrir a manos de ese cabrón.

Cerré el grifo y fui a por él no sin antes mirarme en el espejo intentando poner una cara tranquila, o al menos quitar el ceño fruncido.

─Ven, la bañera está lista.

Se levantó y pasó a mi lado casi trotando para después cerrarme la puerta en las narices.

Un leve tic se instaló en mi ceja y conté hasta 10 para abrir de nuevo la puerta.

─¿Qué fue eso?

─Nada...

Estaba metido en la bañera y el agua le cubría hasta la barbilla, se notaba a leguas que quería ocultar algo.

─Ponte de pie.

─¿Para qué...?

─Kookie... no me hagas repetirlo.

Dije a la vez que le extendía mi mano.

El me miró con un atisbo de duda en sus ojos y después suspiró para tomar mi mano y levantarse.

─Date la vuelta.

Me miró con las mejillas rojas y soltó mi mano para girarse.

Me mordí el interior de la mejilla por la rabia que sentí al ver las marcas de los golpes haciendo que sus nalgas se viesen rojas, a parte de la herida en camino de cicatrizar que había mencionado el médico.

Por último estaba la herida de bala. Pasé mis dedos suavemente delineando su contorno para después acercar mi cuerpo al suyo y dejar un beso cerca de donde estaba mi marca. Hablando de mi marca... Le dejé sin decirle nada y volví a la habitación para coger la llave del collar.

Cuando volví, JungKook seguía en la misma posición.

─Voy a quitarte esto.

Con un suave click el pesado collar se abrió y lo lancé a un lado.

─Esto va a doler un poco.

Dije a la vez que tiraba del esparadrapo que cubría mi marca. Lo hice de golpe para no alargar el dolor y por poco no aguanto la risa cuando emitió un sonido adorable.

─... ¿Está bien?

Sus manos palpaban su cuello y alrededor de mi marca.

─Está perfecta. A parte, al tener forro el collar no te ha hecho ninguna rozadura.

un omega diferente › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora