un omega diferente › jikook.

Capítulo 29

Cogió mi cintura y apoyó su frente sobre mi hombro.

─... ¿Cuántas horas dormiste?

─Ni siquiera dormí diez minutos.

─Lo siento.

JiMin POV

Desperté antes de que saliese el sol. Aunque me notaba cansado, tenía que reunirme con la policía y el FBI para asegurarme de que la operación saldría bien.

Salí de la cama con cuidado de no despertar a Kookie, cogí ropa que no llamase la atención y salí de la mansión por la puerta trasera dejando a Yoongi al cuidado de la mansión.

No me llevó mucho tiempo llegar al punto especificado. La reunión duró media hora, el método no cambiaría. Sería el mismo de siempre. Cuando vinieran a recoger a Kookie, un coche les seguiría por tierra y un dron de última generación por aire. Me aseguraron que no correría peligro. Cuando llegasen a un destino, informarían al resto de los agentes y ahí les tenderían una emboscada. Salí de ahí con un aire de inseguridad, ese plan era consistente, pero no quería dejar a Kookie solo hasta que se decidiesen a entrar.

Suspiré y fui de vuela. Yoongi me recibió por la puerta trasera y me dijo que Kookie aún estaba dormido. Miré mi reloj... las 9 am. Supongo que está bien dejarle dormir un poco más. Tiene que coger fuerzas para ese día.

JungKook POV

Los siguientes días JiMin se portó genial, pero podía notar su nerviosismo a un kilómetro. Cuando él iba al trabajo, Yoongi y Amit se quedaban conmigo. Bueno, más bien Amit, ya que Yoongi casi nunca decía nada. TaeHyung apareció una tarde de improvisto y Amit se asustó tanto que no se despegó de mí. TaeHyung, claramente no tenía malas intenciones, ni siquiera se acercó a él más de la cuenta, pero el pobre me confesó que aún se acordaba del día en que JiMin casi lo mata; el trauma seguía ahí.

Ya era viernes, y JiMin había llegado a la hora de cenar. Últimamente siempre quería comer conmigo, lo que me extrañaba es que... no había intentado tocarme desde la última ves. No estoy diciendo que quiera...pero para él era raro.

─¿En qué piensas?

Dijo pillándome de improvisto.

─En nada.

─Entonces deja de jugar con los alimentos y come.

─No tengo mucha hambre.

─... come.

Fruncí el ceño y me metí un cacho de pavo en la boca.

─¿Feliz?

─Oye, ¿qué te pasa?

─No me pasa nada...

─... Mañana vendrán a por ti. No quiero que te encuentres mal, quiero que estés con fuerzas suficientes.

─Ya lo sé.

─... Venga, dime qué te pasa.

─¡No me pasa nada! Joder...

Estrellé el tenedor sobre la mesa y salí de la cocina yendo directamente a la habitación.

Me paré en medio de esta al darme cuenta de lo que había acabado de pasar... más bien, que cojones me pasa.

Me senté en el borde de la cama y apoyé la cabeza entre mis manos.

Oí la puerta abrirse, pero ni siquiera levanté la cabeza. Sus pasos eran largos, fuertes y avanzaban con rapidez, hasta que vi la punta de sus zapatos frente a mi.