Capítulo 42

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A la mañana siguiente desperté sin JiMin a mi lado. Me levanté de un salto y casi caigo al suelo cuando un calambre atravesó todo mi cuerpo. La habitación estaba a oscuras, y mientras pasaban los segundos sentía que me quedaba sin aire. Fui hasta la puerta dando pequeños pasos a causa de los ahora pequeños calambres que aparecían en mi espalda baja cada vez que daba un paso.

Justo parecía que me iba a ahogar cuando llegué a la puerta y la abrí quedándome ciego unos segundos.

─¿JiMin?... ¿¡JiMin!?

Grité a la vez que me apoyaba en el marco intentando llenar los pulmones de aire.

Pronto oí unos pasos apurados subiendo las escaleras y unas manos en mis hombros.

─Hey, hey... Kookie, mírame... ¡Kook!

Abrí los ojos y casi al momento mis latidos se estabilizaron. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y al momento le abracé con todas mis fuerzas enterrando la cara en su cuello. Aspiré su olor y las lágrimas cayeron por mis mejillas.

─Perdón... perdón...

─No pasa nada, Kookie... No pasa nada. No tienes nada de qué disculparte. No tenía que haberte dejado sólo, lo siento.

Sus brazos me rodearon y su barbilla acabó apoyada en mi cabeza. Quién me iba a decir que unos meses atrás iba a estar así con él.

Me separé lentamente de su cuerpo y me limpié las lágrimas mientras noté cómo él pasaba a mi lado y subía las persianas dejando entrar la luz.

Antes de girarme él puso un albornoz sobre mis hombros.

─Perdón, aún estoy un poco... asustado.

─Lo entiendo, en serio. ¿Quieres bajar a desayunar? Aunque ya es casi medio día...

─¿¡Qué!? ¿He dormido más de 12 horas?

─Y con razón. Vamos. ¿Necesitas que te coja?

─¿Eh?

─Para bajar las escaleras.

─Ah, no, creo que puedo yo sólo, estoy mucho mejor que ayer...

Bajamos las escaleras, yo ayudándome de la barandilla y fuimos a la cocina, donde tomamos un relajado desayuno.

─... Ahora que me acuerdo... ¿qué me querías decir ayer?

Vi sorprendido cómo apretaba los labios y un pequeño y casi imperceptible sonrojo aparecía en sus mejillas.

─Nada, es mejor dejarlo para otro momento. A parte de eso...

Dijo con rapidez cambiando de tema.

─... Tu padre está en la cárcel, de eso me he encargado yo. Tu madre está bien, pero no sabe lo que pasa y está cada día más preocupada. ¿Quieres ir a verla?

Abrí los ojos con sorpresa y le miré fijamente.

─¿Puedo?

─Claro, si quieres vamos cuando acabemos de comer.

─¡Sí!

Después de tanto tiempo sin ver a mi madre no podía esperar ni un segundo más, así que acabando el café en un segundo, subí lo más rápido que pude las escaleras y busqué en los armarios algo que ponerme, cogiendo un poco sonrojado unos calzoncillos. Elegí unos vaqueros y una sudadera negra que me quedaba un poco grande. Me quejé cuando hice un movimiento al ponerme la sudadera y al momento entró JiMin.

─Más despacio... Que no se te olvide que tienes heridas por toda la espalda, y una es de bala.

Dijo a la vez que me colocaba bien la sudadera.

un omega diferente › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora