un omega diferente › jikook.

Capítulo 16

JungKook POV

Nada más despertar abrí los ojos de golpe y me incorporé a la vez que tocaba mi pecho. Mi corazón latía muy rápido. No sé con qué he soñado, pero no fue algo bueno. Cogí aire varias veces hasta que mi respiración volvió a la normalidad y me bebí todo el agua que quedaba en el vaso.

Me sentía raro... ¿angustiado? Quizás.

Fui al baño y cogí la ropa que aún se encontraba en el taburete para salir de la habitación.

─¿Ya despertaste? Ven, vamos a comer.

Le miré y no pude evitar sentirme nervioso. Tenía toda la comida encima de la mesa. Se veía que era de un restaurante de comida rápida, ya que todo venía en las típicas cajas de cartón.

Me senté al otro extremo de la mesa, quedando frente a frente y empezamos a comer. Notaba su mirada a cada poco. Sin ningún sonido o distracción esto se hacía verdaderamente incómodo, incluso echaba de menos el molesto sonido que hacía al teclear el ordenador.

─Come rápido, nos tenemos que ir lo antes posible. Ya llevamos aquí tres horas.

─… ¿por qu…?

De repente todo a mi alrededor paró. La comida resbaló de mis manos acabando en el suelo y la sangre salpicó mi cara.

─… mierda. AL SUELO.

Saltó de la silla abalanzándose encima mío y me tiró al suelo. Todo se había quedado en silencio.

─¿¡Estás bien!? ¿No te ha rozado verdad?

Negué con la cabeza y me fijé en su hombro. La sangre salía manchando su camiseta blanca y algunas gotas caían sobre mi mejilla.

─No levantes la cabeza. Arrástrate lentamente hasta la puerta y pégate a la pared.

Intenté hablar, pero parecía que mi lengua estaba pegada a mi paladar.

─No es momento para preguntar nada. Vete. Yo los distraeré.

Tragué fuertemente y con mi corazón latiendo a más no poder hice lo que me había dicho. Al instante se oyeron más disparos, pero no miré atrás hasta llegar a la puerta. Me puse de rodillas y busqué a JiMin por toda la sala. Los disparos se habían detenido de nuevo y pensé lo peor.

─… ¿JiMin?... ¡JiMin!

Mi corazón latía más rápido que antes y tenía ganas de vomitar. Tapé mi boca y me asomé a la sala de estar. Nada.

─¡¡¡CORRE!!!

De repente salió de una de las habitaciones y sin parar me cogió de la mano. Empezamos a correr por el pasillo hasta llegar a las escaleras, en las que parábamos en cada esquina. Llevaba un arma… ¿de dónde había sacado un arma?

─¿¡Qué está pasando!?

─Shhh. No grites. Tenemos que llegar al coche. No creo que sepan cual es, así que tenemos una oportunidad.

─¿De qué estás hablando? Tu hombro est...

─Sólo cállate y sígueme.

De un tirón me acercó más a él y seguimos bajando las escaleras.

Miré mi mano cuando sentí una sensación extraña y vi cómo un hilo de sangre se deslizaba por el dorso de esta. Seguí el hilo de sangre hasta llegar a su hombro. La manga de su camiseta ahora era roja. Incluso se extendía por un costado de su torso.

─Escúchame bien. Toma.

Me dio las llaves del coche y siguió bajando las escaleras.

─Quiero que abras el coche desde el portal. Te cubriré, así que tienes que correr hasta el asiento del conductor y arrancar lo antes posible. ¿Has conducido al menos una vez, verdad?