Capítulo 24

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Simplemente era un muñeco. No pude hacer nada más, hasta que por fin, después de correrse como mínimo cinco veces salió definitivamente de mi cuerpo.

Me quitó el antifaz de un tirón, pero mis ojos se mantuvieron cerrados. Mis brazos cayeron muertos cuando me quitó las esposas. Casi no los notaba.

─Mañana romperé mi lazo contigo. En dos semanas vendrá a verte un cliente.

... ¿Qué hice... para merecer esto?

─Ahí tienes la pomada. Límpiate antes.

─... ¿por qué?

─No tengo olfato, sólo te necesitaba para el celo. Me han ofrecido 120 millones, seguramente lo deje en 100, ya que no eres virgen.

─...

─Vete al baño, ya. Pasarás a dormir a la otra habitación.

─...

Me levanté como pude y sin mirarle me metí en el baño. Parecía un robot, mi mente no podía procesar nada más salvo la violación a la que me sometió todo el día. Cuando estuve metido en la bañera limpié bien todo mi cuerpo, mi entrada estaba dañada, ya que había un hilo de sangre seca que atravesaba mi muslo interior. Miré mis muñecas a través del agua y vi cómo los maratones ya habían aparecido. Estaban negras en los laterales, incluso había algunos cortes.

Mis ojos se querían cerrar, esta vez para no volverse abrir. Me quería morir, notaba cómo el lazo se iba haciendo más débil. Mis lágrimas caían sin parar, formando ondas en el agua. Si me iba a vender, ¿por qué me mordió...? Eso fue cruel, debería de saber por lo que pasamos los omegas cuando el lazo se rompe. Mojé mi cara intentando borrar cualquier rastro de lágrimas y salí de la bañera sólo para caer de rodillas al lado de esta... ya tendré dos moratones más.

─¿Qué fue ese sonido?

Evité su mirada y como pude cogí la toalla poniéndomela por encima. Puse ambas manos en el borde de la bañera e intenté ponerme en pie, objetivo que fallé miserablemente.

─Ven aq...

Por puro reflejo golpeé la mano que venía hacia mí y me aparté de él.

─... Por hoy te consiento esto, pero si mañana me vuelves a rechazar, no creas que me quedaré sin hacer nada. Ahora...

Noté un tirón de cabellos y comencé a revolverme cuando empezó a arrastrarme hasta llegar a la habitación de los omegas...

─¡Suéltame ya! Dijiste que no harías nada...

Dije a la vez que arañaba o golpeaba su brazo.

─Esto no te gusta ¿verdad? Más vale que te comportes, porque cuando estés con tu dueño, esto será lo más suave que te haga si no obedeces o le respondes.

─... ¿Por qué?

─Qué.

─¿Por qué de repente... me vas a vender?

─¿De repente? Nunca dejé de lado la oportunidad de venderte.

─Es mentira... todo lo que me dijiste. Me salvaste la vida... y aunque lo negara en un principio, tú eres mi alfa y...

─Cállate. Eso es el pasado.

─Me niego...

─¿Qué?

─Me niego... a romper el lazo contigo. Si uno de los dos no está de acuerdo... no se puede romper.

─... Entonces haré que quieras romperlo.

un omega diferente › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora