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Como lo esperaba, no había casi nadie y la escuela anunció cierre hasta nuevo aviso. Al parecer más del sesenta por ciento de los estudiantes había ingresado a OAXO y quedaron atrapados. Las muertes anunciadas daban escalofríos.

En el lugar de los estudiantes ya fallecidos, lo docentes se encargaron de dejarles rosas. Era desgarrador ver que algunos, incluso, lloraban con amargura en el lugar de quienes fueron sus amigos.

Eirian miró a sus lugares, gracias al cielo no había rosa alguna. Fue al salón de Lucas, pero no estaba.

En sus adentros, Eirian se exigía ir a ver a su amigo, quien no dudaba en que estaría devastado con la noticia de que su hermano había quedado atrapado.

No sabía cómo sentirse, si agradecido por sentir el aire puro, real de su realidad, o devastado por no poder hacer nada al respecto a su tío.

Salieron temprano.

Eirian trató de comunicarse con Daniel para irse juntos a casa. Si Nicolás iba a convertirse en su tutor, aunque no le agradaba mucho la idea, Daniel de cierta manera se convertiría en una clase de hermano. Pero por más que buscó al rubio, no lo encontró. Según algunos, el hijo de los Ford se había ido a ver a Ibrahim al hospital.

Aprovechó la oportunidad y en vez de ir a la casa de los Ford fue a la casa de los Vidal:

—Hola señora —saludó a la mujer llorosa que abrió la puerta.

Los labios de la señora Vidal estaban resecos, aún tenía el pijama puesto.

Los padre de Lucas y Marcos trabajaban en el área empresarial, específicamente en relación a las bienes raíces. Ambos eran licenciados y siempre actuaban muy propios y elegantes, pero en aquel momento, la mujer tenía una facha fatal.

—Tú.

La voz de la mujer fue débil.

»Que suerte...

Tomó e Eirian por sorpresa al momento que le dedicó un fuerte abrazo

—Tú no quedaste atrapado —susurró a su oído—. Lucas estará muy contento de verte.

—Señora...

Eirian estaba por hablar pero la voz de Lucas impidió tal cosa.

—¿Rojas?

Eirian pestañeó con fuerza y al instante, la mujer le soltó dejándole ver a Lucas saliendo de una de las habitaciones.

Lucas estaba completamente despeinado, ojeroso y completamente desarreglado.

Caminó hacia el sobrino de Franco con torpeza, parecía bastante débil.

—Lucas, yo... —Trataba de hablar, mientras entraba al mismo tiempo a la casa.

Eirian comenzó a sentir los nervios apoderándose de él, pues no solo estaba dispuesto a verle, quería decirle todo, que él había tomado los In Ear, que había sido por su egoísmo y su fascinación por el juego que lo orilló a hacer algo tan bajo como mentirle, casi prácticamente robarle, pero que, gracias a eso, al menos él se había salvado de tal pesadilla.

De nuevo, un abrazo había causado sorpresa en el chico, pues Lucas le apretó contra él de forma repentina, aunque con tal fuerza que había causado una clase de sensación extraña. Tal vez había sido aquel ambiente tan melancólico lo que le había hecho sentir eso.

—Iré a cambiarme para rolar a tú padre —dijo Clarisa, la madre de Lucas, entre sollozos y se fue a la habitación, de la cual, había salido Lucas anteriormente.

—Estás bien.

Eirian se quedó estático al escucharle y comenzó a sentir la humedad de las lágrimas de su amigo en el uniforme.

OAXO "¿TE ATREVES A JUGARLO?" [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora