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— ¡Rojas!

Eirian sintió como es que su cuerpo sufrió un impactó. Abrió los ojos. Se encontraba en el suelo, mientras todos los presentes en el aula le miraban, algunos con burla, otros confundidos.

Al percibir la mirada de todos sus compañeros, Eirian miró hacia el suelo, avergonzado.

—Te pasas. —La voz de Alex resonó de nuevo. Al parecer él había sido quien lo había tirado del pupitre—. Mira que asustar a Marcos de esa manera.

El comentario de Alex tenia sin cuidado al chico, pero eso dejó de ser así cuando volteó a ver a su amigó Marcos, quien estaba lloriqueando atrás de Alex, como si fuese una clase de niño pequeño asustado.

—¿Estás bien? —La voz temblorosa de Marcos apenas se logró escuchar.

Eirian no contestó, se levantó de suelo, pero apenas logró ponerse de pie y esos mareos aparecieron con tanta rapidez que casi se cayó de nuevo, si no hubiese sido porque Alex intervino antes de que se fuese de boca.

Eirian quería rechazar la ayuda de quien antes consideraba su mejor amigo, pero no podía darse ese lujo.

De pronto, unos pasos rápidos sonaron. Lucas había llegado a la escena, junto con unos compañeros que le habían avisado de la situación.

—¡¿Eirian?!

Lucas inmediatamente se unió a Alex para ayudarle a que Eirian se sentara en el pupitre.

—Sera mejor que te vayas a casa. Te vez bastante mal. Si quieres, yo te justifico con los maestros —propuso Lucas, unos minutos después de ver a su amigo en esa situación.

Eirian parecía no haber dormido durante días, las ojeras se le veía a leguas y tenía un color tan pálido que parecía que estaba a punto de fallecer.

—No, estoy bien —aseguró Eirian, con un ademán, pero las ganas de vomitar no tardarían. Eirian sentía ese líquido a mitad de la garganta, pero apenas logró preguntar:—. ¿Qué carajo tenía esa pastilla?

Alex hizo mala cara al recibir la mirada furiosa de Eirian.

—¿Qué estás insinuando?

Las miradas de ambos se habían cruzado con semejante sentimiento que la mala aura era casi palpable para todos los que estaban en el salón.

»¿Estás mal de la cabeza? Era paracetamol. ¿Acaso piensas que quería matar a Marcos? Las pastillas eran para él, no para ti.

Eirian rodeó los ojos, pero los mareos nuevamente se adueñaron de él y ya no pudo contener las ganas de vomitar.

—¡Que asqueroso!

Exclamaron varios, al ver al desayuno de Eirian de esa mañana, hecha un líquido café que se corría por el suelo.

Los tres chicos se pusieron a actuar. Lucas comenzó a guardar las cosas de Eirian, mientras que Marcos le daba a este último, palmadas en la espalda y Alex se dirigía inmediatamente a por instrumentos de limpieza.

—¡¿Qué estás haciendo?! —exclamó Eirian, mientras veía como su amigo, Lucas, metía sus útiles a la mochila.

Fue ignorado.

—¿Qué les pasa? Les digo que ya estoy bien —Eirian insistió, pero no era ni capaz de moverse por su cuenta, pues Marcos comenzó a ayudarlo a caminar—. ¡Que estoy bien!

—¡No! —Protestó Lucas, con semejante voz, que a Eirian solo se le quedó viendo con los ojos muy abiertos, no era normal que Lucas alzara la voz de esa manera—. No te encuentras bien—agregó el pelinegro con voz más suave.

OAXO "¿TE ATREVES A JUGARLO?" [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora