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Los ojos de Eirian se abrieron lentamente, miraron a su entorno, seguía en su habitación, miró hacia la ventana, el cielo ya estaba oscuro, ¡oscuro!

—¡¿Qué?!

Rápidamente se levantó de la cama, tenía los In Ear Vir puestos y lo primero que hizo fue quitárselos para esconderlos de bajo de su cama, temiendo que Franco se hubiera dado cuenta...aunque, no había ruido alguno en casa.

Salió al pasillo, las luces estaban apagadas.

Ya era hora de que Franco estuviese en casa, se asomó a la sala; los restos de comida que había dejado durante el día, estaban todavía en el mismo sitio, normalmente, Franco limpiaba así que, era clara muestra de que el hombre no había puesto pie en la casa.

—¿Dónde se metió? —se preguntó, aunque dejó de darle importancia al momento que su móvil comenzó a vibrar, era una llamada grupal.

Un escalofrió recorrió el cuerpo de Eirian, aun así, contestó.

—Eh... ¿Bueno?

—¡¿Para qué carajo lo metiste?! —reprochó Adrián, indignado, por no decir que casi furioso.

—¿Te callas la boca? Él es del gremio ahora. —Le calló Alex.

—Chicos, lo lamento —Eirian se disculpó—. ¿Pero qué pasó? No recuerdo nada y ya es bastante tarde, apenas me acabo de despertar del juego.

Hubo un silencio incómodo.

—¿Cómo? ¿Apenas? —Marcos se sorprendió—. El juego terminó hace horas, Eirian.

—No he dicho que no, ¿pero es posible eso?

—No, no es normal —Alex contestó con sequedad.

—Alex... ¿Qué pasó?

Nuevamente, un silencio se apoderó de la llamada, había un aire de incomodidad, de enfado hacia Eirian y eso no le gustaba nada.

—Me atacaste —al fin habló Adrián.

—Eso está claro, pero ya no supe más de mí. Solo... —Eirian se llevó las manos a la nuca, la cabeza le dolía y se sentía como adormilado, con un sutil aturdimiento en sus oídos.

—Cuando dijiste acerca de un código capaz de manejar el juego... ¿hablabas en serio? —preguntó Alex, tomando a Eirian por sorpresa.

—¿A qué viene esa pregunta?

—Daniel canceló la partida, el enfrentamiento... —anunció Marcos.

Alex soltó un sutil bufido al recordar.

—¡¿Qué?! —Eirian casi se fue para atrás.

—Llegó precisamente cuando un... hijo de.... ¡Cuando casi me matabas! —mencionó Adrián, aún con su tono molesto—. ¡Tus ojos, la luz en ellos...!

—¿Luz?

—¡No te hagas, Rojas! ¡Sabes perfectamente de lo que estamos hablando!, ¡tú tienes un truco bajo la manga!

—¡No sé de qué me hablas!

—No eras tú —intervino Marcos, con una seriedad en su voz, una seriedad que era poco habitual en él—, te llenaste de luz, nos atacaste, trapeaste el suelo con nosotros y todavía le diste semejante golpiza al equipo de Daniel.

—¡¿Le gané a Daniel?!

Eirian no se lo podía creer, y aunque estaba avergonzado por la situación, algo en su interior se emocionó al pensar que él había sido digno contrincante para un jugador de ligas estatales.

OAXO "¿TE ATREVES A JUGARLO?" [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora