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Soundtrack de Néstor. 

Todo parecía haber terminado para Eirian, poco a poco la imagen de quien consideró en su momento su mejor amigo, desaparecía en la lejanía, el humo amarillento del abismo se apoderó de su visión. Cerró los ojos con lentitud, aceptando el destino que se le impuso.

En su mente se dibujaba la imagen de su tío, Franco, regañándole, casi rogándole que no usara el juego, dándose cuenta de la razón que tenía aquel hombre, lamentándose al mismo tiempo del trato que le había dado, después de todo, era su tío, lo único que le quedaba en el mundo, pues, aunque le doliera, aunque le desgarrara el alma como un cuchillo, por mucho que le dijeran que iba a salir de esa situación, no se engañaba, su madre ya no tenía esperanzas de vida. Eran solo él y Franco.

Deseaba verlo por última vez.

—¡Ay! —Sintió como su cuerpo impactaba con el suelo.

No se atrevía a abrir los ojos. Temía que estuviese en el limbo, en el inframundo esperando su turno de ser juzgado, pero al momento que sintió la palma de sus manos tocar el polvo se atrevió al fin a abrirlos.

Miró a su alrededor, estaba en las afueras del laberinto, había rastros de pelea, varios Luxin estaban a su alrededor, pero estaba siendo protegido por una cúpula transparente.

Se levantó con lentitud, observó su barra, había bajado, pero estaba llena un poco más de la mitad. Se revisó atentamente, incrédulo, confundido, ¿Cómo es que había sobrevivido? ¿O es que era como en aquellos juegos? Donde al fallar en una misión regresabas desde el inicio. Pero se suponía que al morir simplemente morías y ya, ¿Cómo...?

De pronto, aparecieron unas pequeñas luces, como si una parte dentro de la copula estuviese fallando, poco a poco la figura de un hombre apareció enfrente suyo.

—¡Hola, Eirian! Has crecido bastante.

Eirian sintió como un frio inexplicable recorría toda su espina dorsal, aquellos ojos, esa nariz larga y extraña, esa cabeza carente de cabellera, al igual que aquella barba que tenía en la foto; A pesar del tiempo, no había cambiado mucho. Era ese hombre de la foto y el hombre creador de OAXO, y el aparente amigo de su padre: Néstor.

—Usted...—Aún no podía creerlo, estaba frente al creador del juego.

Néstor poseía un traje muy similar a los participantes de juego: era un traje mucho más extravagante, tenía puesta una larga capa oscura, parecía estar hecha de piel. Las líneas de su traje eran mucho más delgadas, distribuidas elegantemente, sus botas eran oscuras, tenía guantes oscuros, casi parecía un cazador de aquellos juegos de zombis, intimidante, genial, oscuro y misterioso, pero si había algo que compartía con sus jugadores, era la figura en el pecho. Néstor tenía sus favoritos, o al menos, esa impresión le dio a Eirian, al momento que le chico miró la figura circular y roja en su pecho.

—¿Usted? —Néstor sonrió con ironía, mientras se cruzaba de brazos—. Vaya, parece que después de todo me conoces.

Eirian fijó su mirada en el hombre. Estaba tratando de reafirmar su teoría desde el primer momento en que lo vio. Le había reconocido, pero no podía creerlo, pensaba que eran ideas suyas.

—Fue conocido de mi padre —comentó casi en un susurro. La presencia de aquel hombre le ponía nervioso, sentía unas inmensas ganas de salir corriendo ahora que lo tenía de frente.

Bingo, muchacho. —Néstor chasqueó los dedos, para posteriormente mostrarle el pulgar hacia arriba, como si se tratase de un profesor, aunque, casi burlándose de su alumno—. ¿Qué más sabes?...

OAXO "¿TE ATREVES A JUGARLO?" [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora