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—¡Abajo!

Los chicos siguieron la indicación de Luna y casi al momento una enorme roca había salido volando por encima de sus cabezas.

Eirian sentía sus piernas temblando, no podía comprender como es que todavía podía mantenerse de pie al saber que si muere, no regresaría precisamente a su cuarto, a su realidad.

—Santa, santa, mil veces santa esta manta —comentaba Eder, mientras se aferraba a la cintura de la chica.

—Fíjate donde pones las manos, cretino. —Luna le insistió una tercera vez, mientras le miraba amenazante.

Pero Eder, quien ya parecía más contento que miedoso, le ignoró por completo, lo que terminó con un fuerte pellizco por parte de Luna en las manos de Eder.

—¡Ey, eso dolió!

Eder chilló, dejando en paz las caderas de la chica.

—No me digas. Ahora deja de llorar y pon atención, si quieres vivir.

Entre pucheros, Eder obedeció a Luna.

Con la manta de Javier los jugadores lograban pasar desapercibidos por la habilidad de invisibilidad que esta portaba, el inconveniente era que solo uno podía estar al tanto del camino a seguir para evitar chocar con alguna creatura o jugador y morir en un intento de sobrevivir, ¿quién era más apto? Luna, quien, según los azules, contaba con la mayor experiencia en el juego, ya que tenía el puesto de líder en su equipo.

Luna se encargaba de ver atreves de un pequeño orificio avisándoles a sus aliados los movimientos a realizar.

Habían mantenido el ritmo por un buen rato, agachándose, corriendo, tratando de no moverse, pero el enfrentamiento con los Luxin parecía que nunca acabaría al igual que el enorme desierto parecía no tener final.

—¿Ya son menos? —preguntó Eirian, con temblor en su voz.

—Los demás hacen lo suyo, a simple vista parece que esas cosas disminuyen, pero... no, no es así.

Contestó la chica perdiendo la mirada en aquel orificio.

—No debemos perder más el tiempo. —intervino Javier, nuevamente—. Si seguimos aquí, corremos riesgo de que nos ataquen aunque no nos vean, una, y dos, deberíamos aprovechar esta habilidad y salir de aquí.

—Sí, ¿Pero hacia dónde? —cuestionó Eirian. Podía haber hecho uso de su habilidad del portal, pero, para su mala suerte no tenía la confianza suficiente como para asegurarle a sus compañeros que estarían seguros, ¿Qué tal si terminaban en otro sitio mucho peor?, que era lo que generalmente pasaba y sin mencionar que solo podía usarla cada quince minutos a partir de su ultimo uso.

—A los lados "Da". —recalcó Eder, sacando la lengua.

Era cierto que podían irse hacia cualquier lado, pero, esa era la cuestión. No importaba hacia donde se dirigieran, nunca encontraban la salida.

Luna como Eirian, se le quedaron viendo a Eder como si se tratase de un bicho raro, cosa que no tardó en incomodar al chico.

—¿Qué? Querían soluciones, ¿no? Tómenlo o déjenlo.

Javier no pudo evitar llevarse la mano a la frente.

—¡¿Qué?!

Eder insistió en su incomodidad al ver a su compañero hacer tal cosa.

—En vez de andarme viendo como un animal raro en exhibición, ¡den ideas! Nomás piden y...

No le dieron tiempo de terminar, uno de los Luxin salió volando en su dirección, impactando con los jugadores.

OAXO "¿TE ATREVES A JUGARLO?" [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora