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A Sasha le gustaba asistir a la escuela, pero ahora no podía dejar de pensar en que la pobre Marcy debía estar sola en casa todo el día.

Nunca había sentido la emoción de ir a recreo.

O jugar con sus amigos.

O ir a almorzar en grupo. ¡Que feo sería eso para Sasha! Ahora se encontraba en medio de la clase de artes, dibujando una tarjeta con una rana para su nueva amiga.

Y nunca se había preocupado tanto de pintar sin salirse de la línea.

— Sashyyy, vamos a jugar —Una despeinada Anne de cabellos castaños apareció. Se veía mucho más pequeña que Sasha, pero asistian al mismo grado.

— Anne, no puedo jugar, debo terminar mi tarjeta para Marcy.

— ¡Qué bonitoooo! Pero, ¿Quién es Marcy?.

— Es mi nueva amiga.

— ¿Dónde está? ¿Es imaginaria?.

— Que mala eres, Marcy no viene a esta escuela y sí existe.

Sasha le sacó la lengua y siguió pintando su dibujo. Aunque también pensaba en como podría ayudar a la niña de cabellos negros a que pudiera asistir con ella a la escuela.

¡Que ganas tenía de que Mar-Mar le esperará afuera del salón para poder ir a recreo juntas! Pero para ello, tendría que trabajar mucho. Y así le podría presentar más amigas a la menor.

Sonrió, dejando ver sus encias y miró por última vez su dibujo antes de guardarlo en su mochila.

Sonrió, dejando ver sus encias y miró por última vez su dibujo antes de guardarlo en su mochila

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Pasitos de Pingüino | SasharcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora