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—¡Annie!.

Marcy hizo un mohín con sus labios mientras se encontraba frente al hogar de Anne, quería sorprenderla para ir juntas a ensayo.

Pero llevaba más de media hora allí y nadie abría.

Se acercó más y notó un sobrecito metido en la rendija de la puerta.

El papelito con diseños de pingüinos decía: Para Marcy y Sasha.

Marcy no pudo evitar sentirse muy mal cuando leyó el contenido de la carta. Anne se había ido, aunque había dejado su número de teléfono y nueva dirección por alguna emergencia.

La pelinegra llamó a Sasha y sus lágrimas cayeron en cuanto la mayor contestó el teléfono.

Ese día, Marcy sintió que le había causado un dolor muy grande a Anne.

Por eso, sin que Sasha lo supiera, le entregó la dirección de Anne a Terri, porque sabía que ella la quería mucho.

En la carta no decía el motivo por el que se había ido, pero Marcy en el fondo lo sabía. Y a pesar de la penita en su corazón, no le gustaba la idea de imaginar que hubiese pasado si Sasha hubiera gustado de Anne.

Cuando volvío a casa, Sasha fue a buscarla a la estación de trenes.

La alta se inclinó, tomó las mejillas frías de Marcy y le dio un besito en los labios.

—Sashy, no me abandones nunca, por favor.

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Pasitos de Pingüino | SasharcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora