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Marcy seguía siendo lejana a los demás, pero había aprendido a acercarse a Sasha. Y Sasha, había aprendido muchos gestos de Marcy.

La conocía muy bien. Cuando Marcy se enojaba o estaba cansada, su boca formaba un "人".

Cuando comía o sonreía, los hoyuelos de sus mejillas se marcaban mucho. Y sobretodo, que amaba su sonrisa. Era el gesto más sincero que habia visto en la menor. Cuando estaba feliz, irradiaba luz por todos sus poros.

Marcy era un Sol, pero un Sol de invierno, porque estaba ahí brillando, pero aún no podia entregar su calor y luz a todo el mundo. Era un Sol para pingüinos.

Sasha notó con el tiempo, que Marcy aún no la alcanzaba con la altura. Ahora a la mayor le gustaba molestar a Marcy por lo bajita que era. Pero Marcy no le decía nada porque amaba que Sasha estuviera feliz.

Las tardes juntas le alegraban el alma, y agradecía la idea su madre de que ambas fueran amigas desde pequeñas.

Pero había algo que Sasha no había visto hasta un día.

Algo que había pasado desapercibido ante su intelecto por todos aquellos años.

Ese algo, era que Marcy le tenía miedo a una persona en específico.

Y cuando Sasha lo descubrió, supo de inmediato que desde ahí venía su trauma.

Llegamos al #1 en Sasharcy :D

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Pasitos de Pingüino | SasharcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora