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El cumpleaños número 10 de Sasha estaba a la vuelta de la esquina.

Sus padres le habian preguntado si quería una fiesta, para celebrar con sus amigas.

Pero Sasha sabía que Marcy no podría asistir.

Y se sentía muy triste por ello.

Por lo que decidió que haría dos fiestas, una con sus amigas y otra muy pequeña sólo para Marcy y ella.

Así, a la semana siguiente, Sasha jugó y comió muchos dulces con sus amigas de la escuela el día de su cumpleaños.

Al día siguiente invitó a Marcy a su casa por primera vez.

— Feliz cumpleaños, Sashy, aunque fué ayer, pero no pude venir —Marcy hizo un mohín con sus labios.

— Gracias, Mar-Mar.

Sasha estaba acostumbrada a abrazar a la persona que le decía aquello, pero
respetaba tanto a la menor, que le dio su espacio y simplemente jugaron a las escondidas.

A Marcy le gustaba el jugo de fresa, así que Sasha le pidió a su madre que comprara varias cajitas para la pelinegra.

La niña conocía a Marcy hace tan poquito tiempo y aún así sentía como si la de cabellos negros fuera la mejor amiga de toda su corta vida.

— Te quiero, Marcy~.

— Yo también a ti, Sashy.

— Pero aún no puedes ni siquiera darme la mano.

— No creo que las amigas tengan que darse la mano.

— Umh.

Sasha ignoró lo que había dicho la menor sólo para seguir jugando los vídeo juegos que su padre le había regalado. Le enseñó a jugar a Marcy, pero la menor ya sabia hacerlo, muy bien de hecho, y Sasha perdió en todas las partidas.

 Le enseñó a jugar a Marcy, pero la menor ya sabia hacerlo, muy bien de hecho, y Sasha perdió en todas las partidas

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Pasitos de Pingüino | SasharcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora