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Habían pasado algunos años desde que la amistad de Marcy y Sasha había comenzado, y desde que la menor había logrado ir a una escuela normal.

La de cabellos negros había recibido algunos tratamientos, había estado con varios especialistas, incluso con los mejores del país, pero nadie había logrado quitar su mal.

Marcy ahora tenía 15 años y Sasha tenía 17.

Seguían siendo amigas.

Y Sasha aún cumplía su promesa de ayudarla con lo que pudiera.

La de cabellos rubios había estudiado mucho acerca de la fobia de Marcy.

Pero la menor no lograba avances y las únicas personas en las que confiaba seguían siendo sus padres y Sasha solamente.

Pero con eso le bastaba, además ahora tenía nuevas amigas que le comprendían y parecía poder vivir con ello.

— Me voy a suicidar si no tengo una buena calificación en matemáticas.

— Terri... —Habló Marcy con tono divertido— No seas dramática.

Marcy y Terri tenían una edad muy parecida así que asistían a clases iguales.

— No es dramatismo, sólo es la verdad.

Marcy rodó los ojos y ambas entraron al aula, la de cabellos oscuros se sentaba en un puesto alejado del resto al final de la sala y eso la mantenía tranquila.

Luego de hacer la clase, el profesor empezó a decir las calificaciones de la prueba, de menor a mayor.

Para la sorpresa de todo el mundo (Menos de Terri), Marcy había obtenido la mayor nota.

Cuando salieron de clases, Sasha esperaba a su amiga afuera.

Marcy no podía con su felicidad, jamás le habían gustado las matemáticas realmente, pero ahora al menos le gustaban un poquito.

Sasha le dio unas palmaditas en el hombro para felicitarla, olvidando por un momento lo que le sucedía a la menor.

Se arrepintió al instante.

Se arrepintió al instante

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Pasitos de Pingüino | SasharcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora