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Marcy y Sasha habían vuelto de su viaje.

Marcy estaba entrado a su hogar cuando su madre la había recibido con los brazos abiertos. Después de un abrazo cariñoso y cálido, la de cabellos negros habló.

— ¿Dónde está papá? —Se aventuró a preguntar la menor de edad, temía de la repuesta en cierto modo.

— Él no volverá a esta casa, mi amor.
Jamás tendras que volver a verlo, lo prometo.

Marcy soltó unas pequeñas lágrimas, pero no de tristeza ni lástima por aquel engendro, eran lagrimas de alivio. Sabía que ahora estaba a salvo, a Sasha le alegraría escuchar la noticia.

Luego de aquel suceso, Marcy era más feliz.

Para cuando Sasha era mayor de edad, con 18 años, el único regalo que le pidió a Marcy fué que aceptara su propuesta.

— Marcy, tengo algo que quiero decirte hace mucho.

— ¿Pasó algo, Sashy?.

Marcy comía chocolates mientras veían una película. El collar con el dije del pequeño pingüino jamás abandonaba el cuello de la menor.

Tenía toda su boquita sucia con la sustancia dulce, Sasha se rió y se sentó en la cama con un aire de avergonzada. Seguido, se puso de pie, buscando algo para limpiar el rostro de la otra.

Mientras realizaba esta última acción, habló, sentándose frente a Marcy.

— ¿Tú sabías que te quiero mucho, verdad? También sabes que hace unos días fué mi cumpleaños...

— Síp, síp. Sasha, yo también te quiero.

— Bueno, pero yo te quiero más. Y por eso mismo, quiero pedirte algo.

— ¿Qué cosa?.

Marcy se sonrojó un poquito por la cercanía que estaba tomando la mayor.

Sus frentes llegaron a estar juntas, sus flequillos se mezclaron. El cabello de Sasha ahora era un rubio de temporada, el cabello de Marcy con el mismo color negro oscuro de siempre.

— Quiero que seas mi novia, quiero compartir mi futuro contigo. Cuidarte, estar contigo siempre como ahora.

— Sashy...

Un beso fué compartido por ambas chicas, más largo que todos los anteriores pero sin dejar la esencia inocente de siempre. Pequeños roces fueron la cumbre de la felicidad, hasta que se vieron obligadas a separarse ante la reacción divertida de Marcy, su jocosa risa y un asentimiento que hizo que Sasha sintiera cosquillas.

Cuando una pareja de pingüinos se une es para toda la vida

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Cuando una pareja de pingüinos se une es para toda la vida. Son una de las especies más fieles.

Pasitos de Pingüino | SasharcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora