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La primera pelea de pareja que tuvieron Marcy y Sasha fue cuando la más baja se comió el último pedazo de postre de la nevera, aquel que Sasha había guardado porque tenía una divertida figurita de pingüino.

—Marcy, ¿Has visto el pastel de...?.

La pelinegra se volteó al escuchar la voz de Sasha y sonrió de manera sospechosa hacia la mayor.

—No me digas que te lo comiste...

—Está bien, no te digo.

—¿¡Por qué eres así Mars?!.

Marcy sólo hizo un mohín con los labios y dejó que Sasha se acercara a ella con los brazos cruzados, sabía que no se enojaría con ella, pero aún así no dijo ni una palabra en dirección a la mayor.

Estaban en la casa de la mayor porque querían pasar más tiempo juntas y eso era algo bueno.

Sasha tenía el ceño fruncido, pero en el interior estaba muriendo de risa por la expresión temblorosa de Marcy.

—Marcy Wu, toma todo lo que es tuyo y vete de mi casa. Nos veremos mañana.

La baja abrió los ojos con sorpresa cuando vio como la otra se alejaba, dándole la espalda.

Y meditó un poco lo que Sasha había dicho antes de pararse a paso decidido y tomar a la mayor entre sus brazos, poniendo su cuerpo sobre su hombro.

—¡Ya!, ¡Marcy bájame!.

—No, tú dijiste que tomara todo lo que es mío y tú eres mía.

—Te odio.

—Y yo a ti, un poquito.

Marcy le compró otro pastel a Sasha y le atacó con cosquillas y besos el resto de la tarde.

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Pasitos de Pingüino | SasharcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora