CAPITULO 25

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Cuando Lena finalmente se atrevió a encender su teléfono y verificar mensajes, se estremeció al escuchar la voz de su madre. No menos de cuatro mensajes de ella, cada uno más peligroso que la anterior. El quinto mensaje era de su padre. Breve y al grano. Estaban de camino. Por eso, cuando Lena se detuvo en el trayecto de la entrada no se sorprendió al descubrir que el Mercedes negro de su padre ya estaba allí, esperando por ella como una nube ominosa. Lo rodeo, conduciendo el coche hacia la parte trasera y presionando el mando a distancia del garaje. Ya estarían dentro. Afortunadamente, el coche de James no estaba. No estaba segura de querer hacer frente a los tres a la vez. Respiró profundamente, luego hizo una pausa antes de abrir la puerta. Las palabras de Kara se hicieron eco en su mente y casi... casi... esbozó una sonrisa. "Diles a todos que se vayan a la mierda" Siguió el sonido de las voces que venían de la oficina de James. Sobre todo, la voz de su madre. Hoy estaba en una extraña forma de aceptación. Lena permaneció de pie en la puerta, mirando la espalda de su madre mientras ella continuaba su perorata. Al parecer, el divorcio desbarataría todo por lo que ellos habían trabajado. Su padre estaba sentado en el escritorio de James, sus manos sostenían un vaso, probablemente lleno de whisky, asintiendo en los momentos adecuados. Por primera vez se dio cuenta de la enorme experiencia que debía tener en esto. Como si sintiera su presencia, su madre se dio la vuelta, su mirada penetrante haciendo que Lena fuese incapaz de moverse.


- ¿Dónde has estado? –exigió ella.
- Te lo dije, tenía una cita para almorzar -dijo ella, su voz sonaba débil a sus propios oídos.
- Y yo te dije que queríamos hablar contigo -Ante esto, Lena entró en la habitación
- Supongo que James te llamó -dijo ella.
- Él ciertamente lo hizo. Sea lo que sea que tengas en tu mente sobre el divorcio... -dijo su madre agitando las manos dramáticamente- ...está simplemente fuera de cuestión. No permitiré...
- No es tu decisión. Es mía
- No hay una decisión aquí, Lena. Te prohíbo que arruines tu nombre... nuestro nombre... o el nombre de James. No habrá divorcio
- Madre, no soy feliz. Nunca he sido feliz en mi matrimonio. Nunca. Y no voy a seguir fingiendo lo contrario
- Es un poco tarde para eso. Tu matrimonio es lo que haces de él, pero sigue siendo tu matrimonio. La elección está a dos años. No habrá ninguna otra mención de esto -Lena se volvió lentamente hacia su padre, quien todavía no había dicho ni una palabra. Reunió el poco valor que le quedaba encontrándose con su mirada
- ¿Puedo hablar contigo? A solas -Su madre se rio detrás de ella
- Te aseguro que no hay nada que...
- Lillian -dijo su padre con severidad- Déjanos. Ahora


Mientras crecía, Lena había tenido poca interacción con su padre. Su madre dirigía la casa y el personal... y también dirigía a Lena. Supuso que su madre estaba a cargo de todas las cosas de los Luthor. Sin embargo, la mirada en el rostro de su madre con esas pocas y simples palabras desmintió todo eso. Su padre demandó y su madre inmediatamente tomó un papel de subordinado, inclinándose un poco antes de salir de la habitación, cerrando la puerta silenciosamente detrás de ella. Lena estaba sorprendida por la transformación.



- Siéntate –dijo su padre. Levantó su copa- ¿Quieres uno?
- No, gracias -dijo mientras se sentaba frente a él. Él se recostó en la silla de James con un profundo suspiro
- Ahora ¿Qué es esto del divorcio?
- No estoy contenta. No he sido feliz
- ¿Has pensado en la consejería?
- No hay suficiente asesoramiento que pudiese salvar este matrimonio –dijo con sinceridad- No lo amo. Nunca estuve enamorada de él -Su padre la miró con atención
- Entonces ¿por qué te casaste?
- ¿Por qué? ¿Tenía otra opción? -El negó con la cabeza
- No entiendo -Ella lo miró con incredulidad
- ¿Estabas fuera de casa tanto tiempo que no pudiste ver lo que ella estaba haciendo?
- Lena, sé que tu madre es... controladora hasta cierto punto, pero...
- ¿Controladora? -se rio con amargura- Eso es un eufemismo -se inclinó hacia adelante- ¿Sabías que cuando tenía diez años, me dijo que James y yo comenzaríamos a salir cuando empezara la secundaria? ¿Sabías que cuando tuvimos nuestra primera cita, ella me dijo que nos casaríamos en cuanto terminara la universidad? -Ella se puso de pie- ¿Sabías que no tuve decisión con respecto a que universidad iría? ¿No tuve elección sobre que estudiaría? -estaba derramando los años de frustración acumulada- Sin elección con respecto a qué lecciones tomaría en el club de campo. Todas eran de ella. Odiaba el baile. Odiaba el golf. Pero no me dejaba renunciar. Eligió la fecha de mi boda, el vestido de boda, la luna de miel. Escogió esta casa. Ella la decoró. Escogió el nombre de mi hijo –Ella respiró profundamente, mirándolo sus ojos sorprendidos- Todo el tiempo traté de expresarle mis decisiones, mis gustos y disgustos, ella los desechaba como si yo fuese invisible. Y con el tiempo, me di por vencida. Me hice invisible. Era más sencillo dejarle tener el control, como dices -se sentó nuevamente- Pero ya no más. No puedo perder un año más en un matrimonio donde no quiero estar. No voy a hacerlo -Él bajó su bebida y se levantó, yendo hacia la ventana y apartando las cortinas. Dudaba que algo más allá de la ventana mantuviese su atención. Él estaba ganando tiempo, meditando sus pensamientos.
- Lo siento -dijo antes de darse la vuelta- No tenía ni idea –caminó alrededor del escritorio y se sentó junto a ella, mirándola a los ojos– No tenía ni idea, Lena. Participabas en muchas actividades, pensé que era lo que querías
- No. Creo que parte de eso era porque ella me quería fuera de la casa, lejos de Kara
- ¿Kara Danvers? ¿La hija de Eliza?
- Sí. Ella era mi mejor amiga. Mi única verdadera amiga. Pero ella no era lo suficientemente buena para mí. Mi madre me quería lejos de ella -Él asintió con la cabeza
- Sí, ahora lo recuerdo. Trató de despedir a Eliza una vez -se recostó en la silla, observándola- Estuve fuera mucho tiempo. No vi nada de eso. Supongo que lo debería haber sabido el día de tu boda. Te veías tan triste. En ese momento pensé que era sólo nervios
- No. Lo sentía como una sentencia de muerte
- ¿Y James?
- Su madre es tan culpable como la mía. Todos somos culpables -miró hacia otro lado- James no ha sido feliz. Es demasiado orgulloso o terco para admitirlo. No hemos tenido sexo en años -dijo sin rodeos- Supongo que él tiene una amante –Su padre apartó la mirada avergonzada
- No necesito saber acerca de tu vida sexual, Lena -Ella sonrió
- Lo siento, pero quería que supieras como era entre nosotros –Él tomó una respiración profunda
- ¿Y Ashton? ¿Cómo va a tomar esto?
- Ya le he dicho. De hecho, él fue quien lo trajo a colación hace unos meses. Él sabía que no éramos felices -Él dejó escapar un suspiro
- Bueno, es obvio que tu madre no está muy emocionada por este giro de los acontecimientos. Cuando James llamó esta mañana, ella estaba histérica. Ella ha abarcado esta carrera por el Senado -dijo con un gesto de la mano- Le dije que lo apoyaría, pero no a expensas tuya, Lena
- Gracias -Él asintió con la cabeza
- Yo me encargaré de tu madre. Ahora ¿Qué es lo que necesitas? Te asignaré a mi mejor abogado, por supuesto. James, sin duda, tendrá a alguien de su propia firma encargándose de las cosas por él ¿Qué hay de la casa?
- No la quiero. Quiero mudarme, a un lugar que yo escoja, que yo quiera. Quiero empezar de nuevo
- Está bien, por supuesto -metió la mano en su chaqueta y extrajo una tarjeta- Has oído mencionar a mi asistente Mary Ann anteriormente, pero sé que nunca la has conocido
- Sí. Ella ha estado contigo por años –Él asintió con la cabeza
- Cualquier cosa que necesites, díselo. Haré que mi abogado se ponga en contacto con James y su abogado. Vamos a poner las cosas en marcha -Casi parecía demasiado fácil y no estaba segura de creerle. La expresión de su rostro debió haberle dicho lo mismo- No estuve allí para ti cuando crecías, Lena. Ahora quiero estar aquí para ti. Voy a hablar con James hoy. No va a luchar contigo... ni conmigo... en esto
- ¿Y mi madre? -Él sonrió brevemente
- Puedo controlar lo que haga físicamente -dijo- Pero verbalmente, estoy seguro que tendrá mucho que decir. Esta podría ser una buena oportunidad para ti de demostrarle que ya has crecido
- Qué triste, tomando en cuenta que estoy a punto de cumplir treinta y ocho años -Él asintió con la cabeza
- Ella nunca te dejó crecer, al parecer. Lamento que no tuviésemos otros hijos. Tal vez entonces, su enfoque se habría dividido y no hubieses tenido que soportar la peor parte
- ¿Por qué no tuvieron otro hijo? –Él se encogió de hombros
- Simplemente nunca sucedió -él sonrió con tristeza- Y estuve fuera mucho tiempo -se puso de pie y le hizo señas para que hiciera lo mismo. Siendo alguien que nunca mostraba afecto, la sorprendió con un fuerte abrazo- Lo siento -él se apartó rápidamente- Haremos que todo esto funcione
- Gracias



Un último gesto y salió por la puerta, cerrándola detrás de él. Miró fijamente, esperando que su madre irrumpiera en la habitación, exigiendo respuestas. En su lugar, todo estuvo en silencio hasta que escuchó la voz chillona de su madre, las palabras demasiado confusas para entenderlas. El portazo de una puerta, entonces todo estuvo en silencio, lo que indicaba que era seguro para ella dejar la oficina de James. Si hubiese sabido que su padre sería de este apoyo, habría ido con él años atrás. No estaba segura de lo que le sorprendió más. El hecho de que su padre había aceptado la situación tan rápidamente y sin protesta o el hecho de que la autoridad de su madre... y dominio... no era más que una farsa. Tantos años perdidos sintiéndose impotente e indefensa. Tantas veces se había sentido débil e inepta cuando su madre había rechazado sin esfuerzo sus débiles intentos de rebelión. Y todo había sido una farsa. Sintió como si le hubiesen quitado un peso de sus hombros y sonrió, lo que se convirtió en una carcajada. Y eso se sentía tan bien.

At Seventeen (adaptación Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora