Kara patinó hasta detenerse frente a la casa de Lena, sintiéndose a cada minuto como la adolescente hormonal que una vez fue. Había dejado dormida a su madre mientras Samantha y los niños la cuidaban. Tenía un par de horas libres antes de que necesitara relevarlos. Mañana... domingo... estaba planeando una cena familiar y seguiría el ejemplo de Lena encargando una variedad de platos de Sapori D'Italia. Pero ahora... en este momento... sólo quería estar con Lena. Llamó a la puerta y tocó el timbre a la vez. Lena la estaba esperando y abrió sólo unos segundos más tarde. Se quedaron de pie mirándose la una a la otra y la mirada en los ojos de Lena provocaron que su pulso se acelerara. Sí, como cuando eran adolescentes. Y al igual que entonces, Lena tiro de ella hacia adentro, cerrándole la puerta al mundo.
- Estás sola ¿verdad? -preguntó sabiendo que lo estaba. Lena se deslizó entre sus brazos, besándola lenta y suavemente, jugueteando con los labios de Kara antes de alejarse
- Dijiste que teníamos dos horas. No quiero pasarla hablando -dijo Lena con una sonrisa mientras la llevaba hacia su dormitorio.
Kara le quitó la camisa en el camino, ciñéndose a Lena tan pronto entraron en el dormitorio. Casi gimió cuando descubrió que no había sujetador y luchó con el suyo, dejándolo caer en el suelo junto a su camisa, antes de atraer a Lena hacia ella, sus pechos triturándose entre sí.
- Dios, te extrañé –murmuró contra los labios de Lena- Anoche fue interminable –Las manos de Lena se movieron entre ellas, desabrochando sus vaqueros y bajando la cremallera, lo suficiente como para lograr que su mano entrara
- Yo también te extrañé -dijo Lena, sus dedos, su mano, deslizándose por sus bragas y tocando su piel. La lengua de Lena era insistente y Kara le permitió tomar el control, su propia lengua bañada por la de Lena. Gimió cuando los dedos de Lena se deslizaron a través de sus rizos húmedos, tocando su clítoris, frotándolo ligeramente.
- Voy a caerme -susurró ella.
- Abre las piernas –dijo Lena haciendo caso omiso de su advertencia. Kara siguió su mandato, tratando desesperadamente de no perder el equilibrio. Apenas tuvo tiempo de pensar cuando los dedos de Lena la llenaron. Se aferró a ella, respirando con dificultad mientras Lena movía sus dedos dentro de ella- Baja tus vaqueros -pidió Lena, sus ojos eran como fuego mientras miraban a Kara. Kara los empujó por sus muslos hasta sus rodillas, gimiendo en voz alta mientras Lena comenzaba a frotarse contra ella, dentro de ella. Las caderas de Kara se movieron con ella, imitando cada golpe. Trató de besar a Lena, sus lenguas bailaban juntas, pero estaba jadeando por falta de aire y se apoyó pesadamente contra ella, ambas con sus pieles humedecidas por el sudor, jadeando a medida que sus respiraciones disminuían- Estás tan mojada –susurró Lena- ¿Puedes sentirme dentro de ti?
- Dios, sí -siseó Kara, sus caderas intentando mantener el ritmo- No te detengas
- Nunca
Sus piernas estaban temblando, amenazando con ceder a medida que se empujaban juntas. La mano libre de Lena estaba alrededor de su espalda, sosteniéndola muy cerca y Kara sabía que esa era la única razón por la que todavía estaba en posición vertical. Cada golpe la traía más cerca y cuando sintió el pulgar de Lena frotando su clítoris, echó la cabeza hacia atrás, la presión creciendo cada vez más. Quería aguantar, para ir aún más alto, pero su resolución se hizo añicos cuando su orgasmo la dejó sin aliento. Lena la abrazó con fuerza y Kara se aferró a ella, respirando con dificultad. Apretó sus piernas, manteniendo un poco más los dedos de Lena en su interior.
- Si me dejas ir me voy a caer -murmuró con los ojos todavía cerrados
- Nunca te dejaré ir***
- Eres insaciable -la acusó Kara cuando se sentaron lado a lado en el patio.
- ¿Yo? -Lena rio- Creo que la ducha fue tu sugerencia -Kara giró su cabeza, encontrándose con sus ojos
– No quiero irme
- Y yo no quiero que te vayas -habían pasado la mayor parte de las dos horas haciendo el amor y las dos aún estaban débiles, sus ojos soñadores. Ahora no era el momento para un debate serio. Pero abordó el tema de todos modos- Tengo habitaciones aquí, sabes -Kara levantó las cejas- Para ti y Eliza -dijo ella. Cuando Kara no dijo nada continuó- La habitación principal más pequeña sería perfecta para ella. Y después de la cirugía, mientras tú y Alex inauguran y ponen en funcionamiento la tienda, yo podría estar aquí para ella
- No puedo pedirte que hagas eso, Lena
- No me lo estás pidiendo. Lo estoy ofreciendo -se sentó- Eliza es como una madre para mí –dijo ella- Quiero ayudar -tomó la mano de Kara, dejando que sus dedos se entrelazaran- Quiero que estemos juntas, Kara. No simplemente robar unas cuantas horas aquí y allá, como lo hicimos hoy. Eso se siente tanto como... bueno, como si tuviésemos que escaparnos para estar juntas –Kara vaciló
- ¿No crees que es demasiado pronto?
- Tenemos dieciséis años de atraso -Kara la estudió por un momento, su mirada se escapó hacia la piscina- ¿Qué crees que vaya a decir ella?
- Creo que estaría encantada –dijo ella- Y le daría cierto propósito. Eliza es alguien que cuida. Necesita sentir que está cuidando de alguien. Me puede enseñar a cocinar, podemos plantar flores juntas -Lena le sonrió- Te conozco. Vas a estar muy ocupada con la tienda y luego te sentirás culpable por haberla dejado sola –Kara asintió
- Sabes, cuando empezamos este proyecto, fue porque pensábamos que era hora de trasladarla dentro de un centro de asistencia –Los ojos de Lena se agrandaron
- ¿Hablas en serio? Eliza no necesita estar en uno de esos lugares. No voy a permitirlo –dijo ella, sorprendida de que Kara y Alex incluso hubiesen hablado de una cosa así.
- Lo sé. Supongo que nos precipitamos un poco. Ninguna de nosotras estábamos a su alrededor por mucho tiempo y parecía que ella se estaba haciendo mayor, parecía cansada todo el tiempo. Había tantas cosas que ya no podía hacer –dijo Kara- Cuando comenzamos este proyecto, ninguna de nosotras esperábamos vivir aquí de forma permanente. Eso, obviamente, cambió desde que Alex trajo a toda su familia aquí y ahora -Lena tuvo un momento de pánico mientras buscaba los ojos de Kara
- ¿Y tú? -se atrevió a preguntar. La expresión de Kara se suavizó
- Te amo, Lena. No hay lugar en este mundo donde preferiría estar que aquí contigo -Lena dejó escapar un suspiro de alivio
- Tenía miedo... bueno, por un momento pensé que ibas a decir que no te quedarías. Quiero decir, sé que tienes un hogar, amigas... - dijo ella.
- Mi hogar es una casa –dijo Kara- Y mis amigas... bueno, después de su breve visita sorpresa el mes pasado, digamos que nuestra relación está un poco tensa. Lucy se ha convertido en una buena amiga de ellas y realmente ya no encajo más en su grupo
- ¿Por mi culpa?
- No estoy segura de que realmente hubiese encajado alguna vez -dijo Kara- Todas son médicos y abogados y esas cosas. Cuando Ava, Sara y yo estábamos solas, nos llevábamos muy bien. No había nada pretencioso. Pero las cenas-fiestas con ocho o diez o doce personas, no, no estaba en mi zona de confort
- ¿Así que... así que te quedarás entonces? ¿Aquí? ¿Conmigo?
- Si mi madre va a vivir aquí, vamos a tener que alterar los planes sobre nadar desnudas el próximo verano –dijo Kara con una sonrisa.
- Oh, creo que todavía podemos lograr hacerlo a hurtadillas -tiró de Kara acercándola aún más, besándola suavemente, permitiendo que sus labios permanecieran por largo tiempo. Retrocedió cuando su deseo estalló. Sabía que Kara tenía que irse.
- Si estás segura de esto ¿Qué te parece mencionárselo a mamá en nuestra cena familiar mañana?
Lena amaba ser incluida en la familia. Todo lo que había aprendido sobre la familia, lo había aprendido de Eliza, no de su propia madre. Su relación con Ashton se había basado en cómo había visto interactuar a Eliza y a Kara, en cómo Eliza trataba a Ashton. Si no hubiese sido por eso, probablemente habría imitado el estilo de crianza de su madre. Sólo podía imaginar el desastre que eso hubiese sido. Cuando no respondió, Kara le dio un codazo
- ¿Eso está bien? -Ella asintió con la cabeza
- Es perfecto
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At Seventeen (adaptación Supercorp)
RomanceLena Luthor y Kara Danvers conocieron cuando tenían diez años de edad. Lena: hija de padres ricos y Kara, la hija de su empleada doméstica, se convirtieron en buenas amigas, pero ambas sabían su lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna de que se con...