CAPÍTULO XXV • A la caza del lobo blanco •

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STRECTO — CIUDADELA DE MARMOL

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STRECTO — CIUDADELA DE MARMOL

Los primeros rayos del sol comenzaron a elevarse en medio de las montañas. Algunas aves surcaron los cielos, y el ruido de los animales correteando en medio de las hojas alcanzaba a oírse apenas a lo lejos.

Sefiro comenzó a sobarse los ojos mientras observaba todo a su alrededor. Emitió un largo bostezo a medida que estiraba su cuerpo y una pequeña mueca de dolor se hizo presente en su rostro. Dormir consecutivamente en el suelo durante ya varios meses estaba atrofiando sus músculos de alguna u otra forma.

Para cuando tomó asiento observó lo restante de las brasas de aquella fogata que improvisó la noche anterior. En cuanto agachó la mirada pudo ver una fila de hormigas llevando los restos de los pequeños pedazos de la fruta que dejó.

—Que hambre —murmuró, y casi de inmediato su estómago rugió dándole la razón.

Tomó su pequeño bolso que le servía como almohada e introdujo su mano dentro. Rebuscó incansablemente, pero lo único que logró palpar aparte del mapa, era el broche que Argon le había dado antes de partir de Wyrfell. Lo observó con atención. Argon había dicho que podía venderlo cuando el dinero se le acabara y no tuviera nada más que comer, pero no había tenido la fuerza necesaria para hacerlo. Posiblemente aquella joya tenía un valor sentimental para su regente.

—Debo llegar pronto al siguiente pueblo.

Diciendo esto sacó el mapa cuidadosamente doblado que resguardaba, comenzó a abrirlo y las equis de color negras en ciertas naciones quedaron a la luz. Hasta ese momento no había tenido suerte. En todos los pueblos y ciudadelas a las que había ido nadie sabía o había visto a un extraño forastero, sin embargo, si habían visto a los guardias de Giorgio moverse a lo lejos, aunque claramente no le tomaban demasiada importancia porque no invadían su territorio.

—Si comienzo a moverme aproximadamente dentro de una hora llegaré a Stretco.

Mientras se encontraba divagando en sus pensamientos acerca de cuáles eran las posibles zonas donde podría encontrar algo de comer, su estómago volvió a rugir con fuerza, aquello bastó para que tomara la cantimplora y bebiera de todo su contenido.

Extinción, La resistencia avanza [Saga: LVDLO #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora