3. Madres adoptivas.

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Wanda.

—No estaría mal que le den una oportunidad a ser una familia de acogida.—Dije yo.

Mi cuñada y su prometida me observaron en silencio.

—Natasha. Tu esposa intenta venderme algo.—Dijo la rubia.

—¡Es muy buena en eso, a mi me convenció de casarnos!—Dijo mi esposa. Me giré para observarla molesta y se escondió bajó nuestro bar rápidamente. —Uy, más licor.

Giré los ojos.

—¿Por qué no intentarlo? Ambas están en esa etapa de sus vidas en donde quieren dejar todo atrás y comenzar a amarse como una familia. Van a casarse.

—Ustedes se casaron hace diez años y no han tenido un sólo hijo. ¿Por qué yo debería arruinar mi vida?—Dijo Yelena.

—Lena.—La regañó Kate. La pequeña hizo una mueca y corrió a esconderse junto a su hermana.—Cobarde.

—Así son de parecidas.

—Verdad. Casi parecen familia de sangre.—Dijo una Kate risueña. Natasha se levantó de golpe chocando su cabeza contra el mármol del bar.

—Mierda. Joder.—Se quejó.—¿Familia? ¿Yo y esta piojosa? Jamás.

Bebió directamente de una botella de vodka y giré mis ojos. No es la mejor disimulando, aún me pregunto que le he visto en ocasiones. Es extraña casi . siempre.

—No es que me guste mucho más la idea de tenerte de familia, además tendría que compartir la historia de mi padre y sinceramente es la única mierda buena que me ha dejado ser huérfana.

Natasha sonrió levemente, pero noté un dejo de tristeza o quizá melancolía en su mirada.

—Bien. Creo que o aceptan o Wanda no las dejará en paz.—Dijo mi esposa acercándose hasta el sofá para sentarse a mi lado.—Además son sólo tres niños.

—¿¡Tres niños?!—Gritó mi cuñada espantada.—¡No sabía que eran tres, con mayor razón, no aceptaremos!—Dijo Yelena.

Suspiré.

—No debías dar el número aún.—Murmuré.

—Lo siento, cariño. No sé como va ésto de la venta de niños desfavorecidos. —Dijo Natasha. La miré espantada. —Yo soy los niños.

No pude evitar soltar una risotada cubriendo casi de inmediato mi boca con espanto.

—No hagas que me ría de tus traumas de infanfia, Natalia.—Me quejé jalando su cabello.

—¡Auch!—Se quejó ella e hizo un puchero adorable.—Sólo lo mencionaba, aprendí a lidiar con eso...

—Amor, silencio.—La regañé y enseñé las fotogragías a mi cuñada y su prometida.—Son niños hermosos, lo juro. Los tres son cercanos y sólo necesitan gente que temporalmente cuide de ellos, y como ustedes están pensando en vivir juntas ya definitivamente, podrían...

—Wanda. La idea me fascina, pero Yelena trabaja todo el día en publicidades, yo estoy fuera de casa siempre. El hospital y su gestión consume mi tiempo, me cuesta bastante hacer calzar mis horarios con tiempos muertos de mi rubia y niños sólo empeorarían la situación.

Suspiré.

—Y no le veo el sentido a adoptar niños. No quiero, lo siento. Dejé de confiar en el sistema de adopción, quizá sus padres vuelvan a buscarlos y...

—Con el historial que ambos padres tienen, lo mejor sería que se mantengan lejos de ellos.—Dije yo.

Natasha quien bebía vodka a mi lado dejó las fotografías sobre la mesa.

Juguetes rotos -Wandanat; scarletwidow.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora