25. Max.

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Natasha.

—¿Y entonces? ¿De qué se trata todo ésto, señorita?—Pregunté observando directamente a los ojos de mi terapeuta.

—Quiero que me digas la razón por la que estás aquí.

—Tengo una adicción, creo que podría morir un día de éstos si llega a ser peor, supongo que eso ha de ser suficiente para que usted entienda la razón por la que tuve que venir.

—Porque eres adicta. ¿Sustancias?

—Supongo. ¿El alcohol cuenta?—Pregunté y ella asintió. —Soluciono mis problemas y alegrías con alcohol.  No tengo mucho más que decir, mi portuario es que soy huérfana, mis padres eran adictos y adopté a tres minions de forma temporal creyendo que podría con ellos.

—¿Nombres?

—Bob, Kevin y Stuart.—Dije sarcástica.

—De tus padres.

—Melina y Alexei. Romanoff.—Murmuré.—¿Sabe algo? Creo que ya deberíamos acabar la sesión. Estoy bien, todo está bien.

Me levanté rápidamente y caminé hasta la puerta, sin embargo ella me llamó y mi obligación moral me hizo obedecer.

—Siéntate, Natasha. Estamos en plena sesión, estamos tratando una adicción, me veré en la obligación de llamar a servicios sociales si lo que dices es verdad.

—Mi esposa trabaja en servicios sociales. —Murmuré aún tomando el pomo de la puerta.

—Y ella perderá el trabajo. ¿Vas a sentarte?

Me devolví hasta mi asiento y me dejé caer allí sin refutar. Puedo arruinar mi vida, pero no la de la única persona que alguna vez ha querido ayudarme, Wanda y nadie más que Wanda cree en mí, no puedo hacerle algo así.

—Bien. ¿Qué pasa?—Pregunté. La señorita me dedicó una sonrisa.

—Debes someterte a exámenes, pero primero existen algunas cosas que debemos saber de ti. —Señalé mi ficha y ella volvió a sonreír. —Eres huérfana.

—Ha descubierto América. Grandioso, igual que Colón. Descubriendo algo que ya todos sabíamos, soy huérfana, mis padres me abandonaron a cambio de un par de inyecciones.

—No haz sanado el trauma de tus padres.

—Fui a terapia por años, claro que lo he sanado, no me importa si ellos no me querían.

—¿Y por qué no tienes hijos? Aquí dice que nos los tienes.

—No los necesito para sentirme completa. Soy mujer, no mamá, no por ser una, debo ser la otra.

—Pero aún así decidiste de la noche a la mañana tomar la decisión de adoptar a tres niños con un pasado similar al tuyo.

—Empatía. ¿La conoce? Eso fue. Una ráfaga de empatía extrema.

—No existe la empatía extrema, existen deseos reprimidos y espacios que nos gustaría llenar.—Murmuró ella mientras señalaba una imagen de los pequeños.—Max, Jack y Jean. ¿No crees ser suficiente para ellos? ¿Por qué?

—Porque no tuve una madre, no conozco como debe ser una madre, no podría ser una madre, porque simplemente escapa de lo que yo conocí alguna vez. ¿Puedo hablar sobre lo que no he vivido? Claro que no, ni puedo cuidar de alguien si a mi no me han enseñado como cuidar.

—No debían enseñarte, debían hacerlo.

—Con que me enseñaran me bastaba.—Murmuré.

—¿Max significa algo para ti?—Preguntó y me encogí de hombros.

Juguetes rotos -Wandanat; scarletwidow.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora