27. Jean.

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Natasha.

Luego de una sesión bastante intensa con mi esposa en la ducha, ella me atrapó y me dijo que lleve a Jean al pediatra, así que ahora voy camino a la sala en la que me han dicho van a revisar a la pequeña.

—¿Ya te han revisado?—Pregunté bajando la mirada. La pequeña quien iba tomando mi mano, levantó la mirada para observarme.

—Revisar a Jean.—Contestó. Eso no me respondió demasiado, pero lo tomaré como un sí, además Wanda ha dicho que la doctora que vio a Jean junto a Jack hace unos días, ha dicho que es normal que le gusta utilizar frases de sus películas favoritas, o copie estilos o formas de hablar.

—Okay, cariño.

—Okay, mamá.—Dijo ella. Volví a mirarla y sonreí. Es linda. Muy linda sinceramente. Me hace pensar en lo linda que sería una bebé idéntica a mi esposa, no lo sé, Wanda podría ser... La madre más linda de todas, y tendría algún bebé tan hermoso como ella, estoy bastante segura de eso.

Entramos a una sala pequeña, con colores por todos lados, senté a Jean sobre la camilla y me quedé de pie a su lado observándola, ella me dedicó una sonrisa. 

—Buen día.—Saludó una pediatra castaña. —¿Usted es la madre de Jean Holland?—Preguntó con una sonrisa.

—Eh, sí, soy yo.—Señalé a la pequeña y ella asintió. Observó mis manos y vi la marca que había dejado mi anillo de matrimonio. Lo dejé en la ducha...

Carraspeé un poco y ella volvió su mirada a los documentos con datos de la pequeña.

—¿Estás bien, cariño? ¿Cómo van la escuela?—Preguntó mientras le quitaba la camiseta.—Voy a quitarte ésto dos segundos para poder revisar algo, ¿puedo?

Jean asintió mientras tomaba mi mano.

Observé su torso, algunas marcas del cigarrillo de su padre, traté de contralar mi molestia. La pediatra se giró levemente a mí, su rostro casi cerca del mío me hizo intentar apartarme, pero Jean mantenía mi mano atrapada entre sus deditos.

—Esas marcas sanarán, me preocupaba que le duelan, sin embargo, ella no las siente, dice que tampoco recuerda de donde son.—Susurró y asentí mientras ella las acariciaba. —No debe preocuparse, ella está bien.

—Gracias...—Dije nerviosa. Tragué saliva y aparté algunas lágrimas de mis ojos sin que la pequeña lo vea. Jean observaba con ánimo los dibujos animados de la pared.

Es tan inocente... ¿Cómo cojones pudieron hacerle tanto daño? Es sólo una niña pequeña. ¿En qué cabeza enferma está bien haberle hecho ésto? Joder. Si tuviese de frente a su padre, juro que me encargaría de él, juro que lo haría. Es un imbecil, y agradezco que tanto él como su madre estén en la cárcel, bueno, la madre en rehabilitación pero no tiene oportunidad de volver a acercarse a los pequeños, es algo que tanto a Wanda como a mí, nos preocupaba, por suerte no está autorizada a volver a verlos mientras sean menores de edad. Necesito a alguien que vaya a cuidar bien de ellos.

[•••]

—¿Quieres un helado, Jean?

Ella no contestó.

—¿No me hablarás?—Pregunté y tampoco contestó. Joder. ¿Y ahora qué?—¿Hice algo?

Nada. Nada en lo absoluto.

—¿Jean no hablar?

—Jean entender ahora.

¡Oh, ya veo! Debo hablarle en idioma minion, claro, una mezcla entre tarzán y los minions, ella es como... Bob, sí, Bob.

Juguetes rotos -Wandanat; scarletwidow.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora