10. Max, Jack y Jean.

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Natasha.

—Odio ésto.—Me quejé quitándome los anteojos.—Se ven extraños.

—No pueden hacer más que ponerte aquellas gotas y esperar a que uses los que ya tienes, debemos esperar a que estén listas las gafas que necesitas.

—Pero no quiero esperar.—Confesé y Wanda tomó mi rostro para unir nuestros labios. Cerré los ojos y pasé mis manos por su cintura.—Si vas a callarme con un beso cada vez que pierdes la paciencia conmigo, voy a ser muy feliz siempre.

—Callada me gustas más. —Bromeó ella y yo sonreí tomando su cintura con más fuerza para subir sobre su cuerpo.

—Ajá...

—Hey, quieta. Ya casi es hora de ir por los niños.—Dijo Wanda apartándome.

—Tenemos tiempo.

Ella negó.

—Que sí...—Insistí y ella movió su rostro hacia un costado.—Bien, me quedo tranquila, pero eres una amargada y aburrida.

—Esta amargada y aburrida no te dará sexo en semanas.—Se burló e hice un puchero.

—¡Wanda!—Me quejé fingiendo comenzar a llorar contra su cuello.

—Me estás babeando, Romanoff.—Se quejó intentando quitarme. Dejé de poner fuerza y caí fuera del sofá. Wanda se espantó y rápidamente me ayudó a levantarme. —¿Te he hecho daño, amor?—Preguntó.

—Sí, el daño ya está hecho. Déjame morir aquí.—Dije rápidamente y ella giró los ojos dejándose caer sobre mi cuerpo. Su rostro se pegó a mi pecho. —Te amo.

—Yo a ti. ¿Ayer le haz tocado la pierna a papá?—Preguntó y enrojecí.

—Oh, Dios. Wanda, ya basta. Tú comenzaste.

—No es peor que la primera vez que los viste.

—¿Cuándo he hecho un chiste sobre huérfanos y luego he dicho que yo lo soy? En aquél entonces era mi forma de lidiar con mis problemas. Erik se rió.

—Ya, pero papá es hijo de madre soltera.—Murmuró ella y me sonrojé con más fuerza.—No lo sabías en aquél entonces.

—Ahora Charles me ama, incluso si descubrió que me acaricias durante las cenas.—Bromeé yo.

—Fingí no oír que me culpaste, de seguro creyó que intentabas exculparte y ya.—Comenzó a reír y giré los ojos.—Disfruto mucho la forma en que vivimos, Nat.

—¿Ah, sí? ¿De qué forma vivimos?—Pregunté y ella se quedó en silencio. Bajé la mirada y la vi mordiendo su pulgar levemente mientras aparentemente pensaba.

Wanda en ocasiones piensa, ya sé, extraño, pero lo hace, incluso si no parece que use demasiado su ardilla.

—Con calma. No vayas a estropear la rueda de tu ardilla pensando tanto.—Bromeé y recibí un golpe suave en el costado del abdomen.

—Idiota.

—Sí, ajá, pero Pietro me gana.—Dije yo.

—Pobre Pietro, es verdad. No es muy listo, pero al menos es guapo.

Tiene un punto.

—Y hetero.

—No le bastaba con no ser listo.—Bromeamos y comenzamos a reír.

Pietro siempre era blanco de nuestras burlas, no de mala forma, nos entendíamos bien como familia, es solo que... ¡Es una familia homosexual! Y de pronto estaba Pietro... Siendo heterosexual. Totalmente heterosexual. Incluso quiere una esposa e hijos.

Juguetes rotos -Wandanat; scarletwidow.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora