2. Yelena.

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Natasha.

Golpeé la puerta repetidas veces y nadie contestó. Corrí a la parte trasera y por suerte estaba abierta para poder entrar en casa.

Mi hermana estaba en la alfombra, tirada allí, con los ojos abiertos. Tragué saliva y corrí hasta ella. De fondo sonaba aquella canción que últimamente sonaba mucho. Paloma Faith le daba un ambiente nostálgico a todo.

—¿Yelena?—Pregunté tragando saliva. —Por favor...—Susurré y me acerqué a ella. Movió su rostro para verme, está llorando.

—Ella me dejó.

—¡Estás viva! Joder. Lena. Dios santo.—Me quejé.—¡Jesús!

Me dejé caer a su lado poniendo una mano sobre mi pecho.

—¿Acaso quieres matarme de un susto?—Pregunté. —¡Creí que había llegado tarde! ¿Por qué no abrías?

—Estoy vibrando en una ruptura. Éste es mi modo de supervivencia.—Murmuró volviendo su mirada pérdida al techo.

—Para ser una treinteañera no eres muy... —Suspiré y acaricié su cabello al ver como lloraba con más fuerza.—Ya, cariño. Puedes desahogarte conmigo. ¿Café o bar?

—Un café. Quiero tomar lechita.—Hizo puchero y asentí lentamente. Estiré mi mano y ella la tomó. Nos levantamos como comúnmente hacíamos de pequeñas, ella hacía fuerza por su lado y yo por el mío. Ambas nos impulsábamos y estábamos de pie.—¿Cómo está Wanda?

—Preciosa y trabajadora. Sabes como es.—Murmuré tomando su abrigo. Se lo puse y le acomodé una bufanda en el cuello donde podía ver una "K" bastante modesta y bien hecha.—Está fresco fuera.—Murmuré. Ella asintió. Salimos por delante y subimos a la camioneta.

—Yo elijo la música. ¿Dónde ha dejado a Olivia Rodrigo?—Preguntó buscando entre los discos de Wanda.

Giré mis ojos. Pasé de AC/DC a Taylor Swift en diez años, únicamente porque mi esposa controla la radio cada que salimos. Tiene buen gusto, no me quejo, es sólo que creí que toda la vida sería una... Roquera empedernida. Pero hacer feliz a mi esposa es más importante.

—¡You betrayed me!—Cantó mi hermana pequeña mientras bajaba la ventanilla. Tomé el cinturón y se lo pasé por el cuerpo.

—Por si acaso...—Susurré antes de poner el auto en marcha. Presioné el seguro de niños, así no podrá quitárselo. —¿Estás bien?—Pregunté y ella dejó ir un sollozo.—Okay, vamos al café.

Comencé a conducir mientras la rubia a mi lado sollozaba canciones tristes. Es intensa, pero así la amo demasiado.

Yelena es... No sé si definirla como un todo absoluto. Ya que también tengo a Clint y mi esposa, también están mis suegros que son dos ángeles. Charles y Erik, son los mejores suegros en todo el universo, padres asombrosos para mi esposa y también lo han sido para mí. Sin embargo... Lena es mi hermanita, y nuestra vida juntas ha sido... Difícil.

Estuvimos juntas en el mismo orfanato, y siempre fuimos amigas, siempre fui unida a ella incluso sin saber que era mi hermana pequeña. La protegía de todo, Clint y yo la cuidábamos, aún así eso no la alejó de los excesos de los que te rodeas estando en un sistema público de crianza. ¿Qué más podíamos exigir? Absolutamente nada. Simplemente... No lo sé, estuvo dos años en rehabilitación, desde los veintitrés a los veinticinco, y hoy que está limpia... No la culparía por recaer, las drogas y adicciones son difíciles de superar, incluso cuando ya lo ha dejado, recaer es algo... Tan fácil, más cuando no tienes constantemente a alguien, y... Desde que crecimos, me casé, Clint se casó y... Ella simplemente sigue. ¿Tal vez la he dejado muy sola? Quizá ha sido eso, no me gustaría, pero es una probabilidad. Podría ser más atenta.

Juguetes rotos -Wandanat; scarletwidow.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora