Wanda.
Acaricié el rostro de Natasha quien parecía bastante descansada. Mi esposa abrió los ojos lentamente, su rostro con pequeñas cortaduras y moretones me hacía sentir muchas ganas de llorar. Ella pudo haber recibido algo peor.
—Hey... Hola, amor...—Susurré. Ella me observó en silencio..—¿Estás mejor? Esa si fue una buena siesta...—Susurré. Ella hizo un puchero que intentó disimular. Me acerqué lentamente a ella besando cortamente sus labios. —Estoy aquí, para ti... Para lo que necesites, ¿bien?—Pregunté y ella asintió con un puchero en los labios.—Cariño...
—No debí ser... Ya sabes, no debí...—Se quedó en silencio y vi las lágrimas cayendo por sus mejillas.—No debería ser como mis padres, pero en el fondo está en mi genética... ¿Cómo podría lidiar con las cosas que me molesta si no es bebiendo? Prefiero eso antes que gritar o algo peor...—Susurró.—No soy diferente, Wanda. Yelena... Yelena tiene razón, y...
—Cariño, Yelena está equivocada. No vio todo lo que haz hecho por ella, hiciste absolutamente cada cosa que estuvo a tu alcance para mantenerla alejada de aquél mundo del que te culpa, de aquél mundo al que te relaciona, Natasha. No eres ellos, Dios. No tienes los ojos de tu padre...—Susurré acariciando su mejilla.—Tienes los ojos de tu hermana cada vez que lloras, ella se ve igual a ti, pero eso no significa que tú no eres una mala mujer, cielo. —Insistí. Natasha parecía deshacerse bajo mi abrazo, sin embargo sólo lloraba en silencio, sin más. —Deja de creer que puedes con todo.
—Nos prometimos apoyarnos en ésto, y yo ni siquiera he pasado tanto tiempo con los niños como tú...—Suspiró.—Hoy estuve bebiendo, tengo un problema con la bebida, es verdad y no lo he notado, lo normalizo tanto que ni siquiera tú lo notas.
—Nat...
—Wanda, bebo cada vez que alguien llega a casa, cada vez que estamos fuera de casa, mientras trabajo y cuando acabo de trabajar, bebo si estoy estresada, pero también bebo para celebrar si estoy feliz. Eso lo heredé, no soy diferente a ellos, no puedo ser una madre...—Confesó.
Y yo estaba allí, sintiendo que todas mis ilusiones, todas mis ganas de convertirme en una madre... Fueron aplazadas.
—Ya, cariño... No firmamos un contrato que dijera que tendríamos hijos.—Susurré tratando de no permitir que mis deseos egoístas invadan los suyos. Ella no está lista. No voy a presionarla.—Sé que debe ser difícil para ti.
Ella no tuvo dos padres amorosos, ni hermanos que cuidaran de ella, yo los tuve, tuve una familia increíble, por eso siento éste cariño por los niños, porque yo me siento lista para algo que Natasha no puede darles.
—Vas a tomar terapia luego del cumpleaños de Max...—Murmuré.—La terapeuta de Jack dice que... Él está bien, pondré el aviso de que los niños buscan una familia...—Susurré. Natasha me miró en silencio.—Cinco meses y medio, en los que Jack aprendió como sacar sus emociones fuera, Jean es una mimada y Max al fin nos habla a ambas... Y habla bien de ambas...
—Le prometí a Jack que...
—Nat, últimamente no estás bien, no podemos arriesgarnos a que ellos... Te vean así... si estás en lo correcto y tienes una adicción... Entonces no deberíamos seguir al cuidado de ellos.—Murmuré mordiéndome la lengua.—Será lo mejor.
—Wanda... No... Yo...—Se quedó en silencio.—No van a perdonarmelo.
—Es lo mejor para ellos... Además, sólo es el aviso, pueden pasar meses, lo importante es que tomes terapia y... Manejes tu consumo de alcohol...
—No, por favor...—Suplicó ella.
—Nat. Tú querías ser dos, seremos dos. Siempre estaré a tu lado, amor... Pero no podemos seguir arrastrando a ésto a los pequeños.
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Juguetes rotos -Wandanat; scarletwidow.
FanfictionMax, Jake y Jean. Sólo tres nombres y una historia, recuérdalo antes de cometer un error.