Tres semanas. Ese era el tiempo que había pasado desde que el tour de L & L había finalizado en Nevada. El tiempo que había transcurrido desde que Camila y Lauren decidieron casarse en Las Vegas. Algo que Bruno seguía sin perdonar. Exactamente hace 14 días atrás ambas habían estado en un reconocido programa de televisión haciendo oficial su matrimonio. Camila se mostró bastante tímida al principio pues no estaba acostumbrada a estar bajo tantas cámaras mientras un completo extraño le hacía preguntas frente a una reducida audiencia. Supuso que debía acostumbrarse. Después de todo, ahora era la esposa de Lauren Jauregui. Habían decidido que la casa de playa de la cantante era el lugar al que se mudarían para comenzar su vida de casadas. Un espacio tranquilo, alejado de los suburbios y del cuál no muchos tenían conocimiento. Sin embargo, Lauren había insistido en que a la casa no le vendría mal un par de remodelaciones, así que, mientras se encargaban de la construcción, Billie las había invitado a recibir bajo su techo.
'Esta casa es enorme, hay suficiente espacio para todos', fue lo que Billie Jauregui dijo durante la cena cuando la idea vino a su mente. Lauren intentó negarse, pero frente a la insistencia de su padre y la conformidad de su esposa frente a la propuesta, terminó por acceder. El dúo de hermanos había decidió darse un descanso después de la gira, así que tenían un par de meses para dedicarse a lo que ellos quisieran. Leví estaba aprovechando el tiempo al máximo para fortalecer la relación con su hijo y, además, trataba de mantenerse fuera de casa todo lo que podía. Tener a Camila y a su hermana viviendo bajo el mismo techo no estaba siendo de ayuda a la hora de lidiar con sus sentimientos.
Camila se detuvo apenas entró en la cocina de los Jauregui al ver a Leví cerrando el refrigerador con una botella de agua en la mano. La ropa deportiva que vestía sumado al evidente sudor que lo cubría señalaban que había estado ejercitando. Durante unos segundos ninguno de los dos dijo nada mientras se miraban.
-Hola.- La castaña saludó- ¿Ejercicio matutino? .- Preguntó acercándose a una gaveta y buscando una taza para servirse café.
-Sí, salí a correr un poco.- Respondió jugando con la botella de agua entre sus manos.
-Suelo hacerlo también.- Comentó Camila cogiendo la cafetera.
-Genial.
Silencio otra vez. Leví se bebió la botella de agua de golpe apretando el plástico en su mano más de lo normal mientras Camila soplaba y bebía su café con tranquilidad.
-¿Cómo está Jonah? .- Preguntó.
-Excelente.- El cantante no pudo evitar sonreír al pensar en su hijo contagiando a Camila- Él es tan increíble, Camila. Lo juro, el niño más agradable y divertido que he conocido jamás. Y solo tiene cuatro años.- Dijo asombrado.
Camila sonrió aún más al escucharlo hablar con tanto entusiasmo de su hijo. Los ojos del castaño estaban llenos de brillo y no tardó en darse cuenta de su propia emoción al recodar a Jonah sintiéndose un tanto avergonzado.
-¿Cuándo podré verlo otra vez? Me gustaría conocerlo, si eso está bien contigo.- Dijo la morena.
-No lo sé.- Murmuró tratando de ocultar su incomodidad- Quiero que venga aquí, que conozca a papá, a Dinah y a Lauren.
-Claro, es importante que conozca a su familia.
-Sí.- Leví sólo pudo asentir.
Más silencio. Camila se preguntó a sí misma cuando es que todo se había tornado tan tenso e incómodo entre ambos. Hasta hace muy poco tiempo atrás solían poder compartir de manera más natural sin tener que desviar la mirada a cualquier otra parte u cualquier otro objeto cada vez que no sabían que más decir. Todo era demasiado extraño. La castaña estaba apunto de preguntar si todo estaba bien entre ellos, pero Leví se adelantó sorprendiéndola un poco con su propuesta.