-Esta es la vida que merezco.- Murmuró Bruno tendido en una tumbona con las gafas de sol puestas y su piel brillante.
-No es tan distinto a la vida que llevas.- Respondió Camila riendo por lo bajo.
Ambos estaban tomando el sol en la orilla de la enorme piscina en el jardín trasero de la casa Jauregui. Bruno se había presentado sin avisar como ya era de costumbre con la excusa de que la extrañaba y, por tanto, era muy necesario que sus visitas fueran constantes. Camila sabía que el rubio no mentía al decir que la extrañaba, ella los extrañaba por igual o incluso más, pero también sabía perfectamente que a su amigo le encantaba estar respirando el mismo mismo aire que la famosa familia y el que ella estuviese viviendo allí era la excusa perfecta para pasárselo en la casa.
-¿Dónde está tu sexy esposa? .- Preguntó girando para verla.
-Ejercitando un poco.
-No es como que le haga falta.- Murmuró el rubio.
-Créeme, lo sé, lo compruebo todas las noches.- Dijo sin poder evitar sonreír.
-Maldición, estoy tan soltero.- Se quejó Bruno con un dramático suspiro al ver la expresión de enamorada en el rostro de su amiga.
-Tranquilo. Estoy segura de que ya llegará el hombre perfecto para ti.
-Pues se está tardando.
Estaban en la cocina buscando algo para tomar cuando la llegada de una persona terminó el silencio que había en la casa. Bruno miró a Camila alzando ambas cejas y la castaña solo pudo encogerse de hombros, pues no tenía idea de quién se trataba.
-¡¿Qué no hay nadie para recibirme como corresponde en esta casa?!
Camila le dio la vuelta a la isla de la cocina caminando hacia la entrada con el rubio pisando sus talones. Al llegar hasta la sala principal, fue capaz de notar como uno de los tantos guardias de seguridad ayudaba a una mujer de baja estatura con lo que parecía ser un montón de maletas, las cuales parecían decorar el recibidor. La mujer llevaba puestas unas gafas de sol y mucha joyería en tonalidades doradas. Se subió las gafas a la cabeza mientras inspeccionaba todo a su alrededor
-Gracias muchacho.- Le dijo al serio sujeto que le había ayudado justo antes de que este se marchara por la puerta principal.
La castaña compartió una rápida mirada con su amigo mientras ambos seguían sin entender qué estaba pasando. Camila notó como los ojos de la mujer se detuvieron sobre ella, pero antes de que pudiese hablar, la voz de Lauren se le adelantó.
-¿Abuela? .- Preguntó con sorpresa.
-¿Qué? ¿No le das un abrazo a tu abuela?
Con aquellas palabras Camila consiguió entender un poco más lo que pasaba y la tranquilizó saber que se trataba de un familiar.
-Eso explica mucho.- Susurró Bruno a sus espaldas mientras observaban como Lauren abrazaba a su abuela y besaba sus mejillas.
-¿Qué estás haciendo aquí? No avisaste que venías.- Dijo la cantante al separarse recibiendo una ofuscada mirada por parte de la mujer mayor.
-¿Qué clase de pregunta es esa, Michelle? ¿Acaso no puedo visitar a mi familia sin avisar? .- Preguntó con total seriedad.
-Claro que puedes es solo que...
Lauren dejó de hablar cuando su abuela la apartó a un lado para caminar hasta Camila. Se detuvo a un par de pasos alternando su mirada entre la morena y el rubio tras ella. La castaña tragó con fuerza y le lanzó a Lauren una fugaz mirada por sobre el hombro de la mujer más baja antes de poner su mejor sonrisa.