-Me parece que estás conduciendo demasiado rápido.
-¡Y a mí me parece que estaba teniendo un día estupendo hasta ahora! .- Lauren exclamó disminuyendo la velocidad.
Lo último que necesitaba en ese momento era sufrir alguna clase de accidente automovilístico. Suficiente tenía con el notición que Chandler le soltó en su oficina. Lauren seguía sin poder creerlo, y si ella seguía sin asimilarlo no quería ni imaginarse cómo lo llevaría Camila cuando se enterara.
-Tal vez no es una buena idea que se lo diga todavía.
Lauren frenó de lleno en una luz roja y se giró a ver al hombre en el asiento del copiloto como si se hubiera vuelto loco de remate.
-Claro que no. Tienes que decírselo ahora.- Dijo la ojiverde- No puedo ir con ella a casa como si no supiera nada y no es a mí a quien le corresponde decírselo, tienes que ser tú y lo harás ahora.
Chandler asintió al tiempo en que tragaba con fuerza sintiendo la garganta seca. Estaba nervioso. No sabía cómo se lo diría, ni siquiera estaba seguro de ser capaz de decírselo. Él mismo seguía en shock con la noticia. Recuerdos de cuando había visto a Camila por primera vez en aquella sala de juntas acompañada por Normani vinieron a su mente mientras Lauren cruzaba la entrada principal de la casa y tronó sus dedos inquietos. Saludó a uno de los guardias de seguridad que merodeaban por la casa y siguió a la cantante hasta el interior.
-¡¿Cariño?! .- Lauren exclamó llamando a su esposa apenas cruzó la puerta de entrada.
Camila apareció desde las escaleras y sonrió cuando vio quien acompañaba a Lauren. La castaña se acercó a ambos y saludó a su mujer con un beso antes de acercarse a Chandler y ofrecerle uno de sus cálidos abrazos de bienvenida.
-¿Cómo estás? .- Le preguntó.
-Bien, bien.- El hombre asintió esforzándose por sonreír.
-Presley acaba de dormirse. Tuvimos una tarde ajetreada.- Comentó con gracia- ¿Nos acompañas para cenar?
-Eh...
El representante le dio una rápida mirada a la pelinegra sin saber exactamente qué hacer a continuación y esto llamó de inmediato la atención de Camila quien alternó su mirada entre ambos frunciendo el ceño.
-¿Pasa algo?
Lauren se giró a verla y se aclaró la garganta antes de hablar.
-Nena.- Dijo con cautela- Creo que tú y Chandler tienen que hablar.
El aludido buscó en uno de los bolsillos de su saco el anillo y se lo enseñó a Camila lo que tenía entre sus dedos. La castaña observó el objeto con confusión antes de mirar a Chandler en busca de alguna explicación. Lauren les aconsejó tomar asiento y luego de eso, los dejó a solas para hablar. Y así sin más, armándose de valor, Chandler comenzó a hablar. Camila no dijo absolutamente nada mientras lo escuchaba, tan solo se mantuvo en silencio tratando de comprender lo que le decía mientras una de sus manos se aferraba con fuerza al anillo que traía colgado al cuello.
Cuando Langford dejó de hablar, Camila estaba quieta en su lugar. Apenas si podía parpadear. Chandler la observó en silencio e instintivamente se movió un poco más cerca de ella en el sofá.
-¿Camila? .- Dijo su nombre con cautela- Tienes que decir algo, por favor.
La castaña lo vio a los ojos aún sin siquiera abrir la boca. Sentía el palpitar de su corazón en los oídos y tenía un nudo en el estómago.
-Entonces... - Murmuró carraspeando- ¿No tenías idea de que yo existía?
-No.- Él negó repetidas veces- Tu madre siempre fue muy inestable, impredecible. No tenía ni idea de que hubiese estado embarazada.