Los siguientes días Lauren se los pasó prendida a su teléfono esperando alguna llamada o mensaje de Camila. Al apenas dejar la casa de la castaña, ganándose una mirada fulminante por parte de Bruno en el acto, se había dispuesto a poner su vida en orden otra vez. Si quería que Camila le diera una segunda oportunidad debía recomponerse ella misma primero. Arregló ella misma el desastre que había dejado en la casa de su familia y se disculpó por su terrible comportamiento durante el último tiempo antes de volver a su propio hogar. En cuanto puso un pie en su propia casa supo que estaba muy lejos de sentirse como un hogar sin la presencia de Camila.
Ignorando el sentimiento de soledad que la ausencia de la morena creaba en la atmósfera se puso manos a la obra. Lo primero que hizo fue deshacerse de todas las botellas de alcohol que encontró; sabía perfectamente que no podía seguir bebiendo, emborracharse estaba lejos de ser una solución a cualquier problema y ella por fin entendió el mensaje. Cuando volvió a entrar en la habitación que ella y Camila compartían se tensó y estuvo a punto de arrepentirse y dar media vuelta temiendo que los recuerdos le arrastraran de nuevo hacia lo peor. No entraba allí desde que dejó la casa la noche en que la castaña se marchó. Todo estaba igual. Las fotografías que Camila había estado mirando seguían esparcidas sobre la cama y una de las pruebas de embarazo que ella encontró en el baño aquel día estaba en el piso en medio de la habitación.
También había unas cuantas prendas de Camila tiradas en el suelo., recogió un par y aspiró su aroma. Tenían su olor tan característico, aquel olor dulce que Lauren amaba con locura. Tomó la ropa y la puso de regreso en su lugar en el closet. Cuando llegó el momento de guardar las fotos que yacían sobre la cama no pudo evitar detenerse a mirarlas. No era gran fan de las cámaras, pero le encantaba lo feliz que Camila se veía en cada una de esas fotografías. Sonrió acariciando con la yema de sus dedos una imagen en la que la morena arrugaba la nariz mientras hacía una divertida mueca. Su móvil comenzó a sonar interrumpiendo el momento y se apresuró a atender la llamada. Su corazón se aceleró al notar que se trataba de Camila.
-¿Camz? .- Preguntó en cuanto respondió.
-Hola.- Dijo Camila en voz baja a través de la línea.
-Hola.- Sonrió por el solo hecho de escuchar su voz- ¿Estás bien?
-Sí.- Hubo una pausa- Todo está bien.
Lauren apretó el móvil en su mano sintiéndose ansiosa. El silencio no estaba ayudando y solo conseguía oír la acompasada respiración de la castaña a través de la línea.
-¿Sigues ahí? .- Se animó a preguntar.
-Sí.- Camila respondió- Quizás ha sido una mala idea llamar.
-No, no.- Comenzó a negar con la cabeza a pesar de que no podía verla- Dime Camz, ¿Qué es? .- Insistió con algo de impaciencia.
Escuchó como Camila suspiraba y temió que fuese a finalizar la llamada, pero no lo hizo.
-No estoy lista para solucionar las cosas entre nosotras aún.- Confesó y Lauren tragó con fuerza- Pero eso no tiene nada que ver con nuestra...- Se interrumpió a sí misma- Con mi embarazo. Así que si quieres formar parte de esto puedes acompañarme al próximo control prenatal.- Sugirió- Es dentro de unos días.
La artista sonrió frente a la propuesta dejando de lado la primera parte de lo que la castaña acababa de decir. El que Camila se hubiera animado a llamarla a pocos días desde su conversación era un avance, tanto así que sintió que comenzaría a dar saltos de alegría.
-Claro que quiero.- Dijo de inmediato- Allí estaré, Camz, ya verás.- Le aseguró.
-De acuerdo.- Podría estar equivocada, pero casi podía sentir que Camila sonreía- Te enviaré un mensaje con la fecha, la hora y la dirección de la consulta.