Capítulo 19

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Invitaciones, flores, el lugar de la recepción, la comida, el pastel y el vestido de novia. Todo estaba listo para el gran día. Quién iba a pensar que estarían celebrando su boda después de algunos años de casadas. De seguro ninguna de las dos. Pero la idea surgió durante una de sus tantas charlas y decidieron hacerlo. Por supuesto, Bruno era el más emocionado con la idea y de alguna forma se las había arreglado para participar en cada una de las ideas y decisiones.

Lauren subió las escaleras yendo hasta su habitación, pero cuando intentó abrir la puerta alguien la cerró en sus narices desde el otro lado. Frunció el ceño y se quedó viendo la puerta con confusión antes de comenzar a golpear la madera con la palma de su mano.

-¿Qué pasa? .- Consiguió oír la voz de Camila desde el interior de la habitación- ¿Quién es?

-Es Lauren.- Escuchó a su hermana decir.

-Dinah, quiero que sepas que no aprecio para nada que hayas cerrado la puerta en mi cara.- Dijo con molestia- Déjame entrar.

-¡No! .- Camila exclamó- ¡No se supone que nos veamos hasta mañana! .- Chilló.

-Nena, eso es ridículo. Ya estamos casadas, ¿Recuerdas? .- Bufó hablando a través de la puerta.

-¡No juegues con tu suerte querida! .- Esta vez consiguió distinguir la voz de su abuela- ¡Podrías arruinar tu matrimonio!

-Y una mierda.- Se quejó forcejeando con la manija de la puerta- Camz, ¿Puedo, por favor, verte?

-¡Vete de una vez Jauregui! .- Bruno gritó- ¡Está probándose el vestido!

-¿Cuántas jodidas personas hay ahí dentro? .- Preguntó.

-¡Yo también estoy aquí! .- Normani exclamó.

Luego de unos minutos de pie fuera del cuarto, Lauren entendió que nadie la dejaría entrar. Se alejó molesta odiando las tradiciones nupciales. ¿No podría ver a su esposa hasta la ceremonia? Eso era absurdo. Ya estaban casadas, por el amor de Dios y, ¡Desde hace 9 años!. Estaba a punto de dejarse caer sobre uno de los sillones de la sala cuando escuchó risas provenir desde la cocina así que cambió su rumbo. Una vez en la cocina, comprobó que las risas traviesas pertenecían a sus hijas. Presley estaba de puntillas sobre una silla mientras trataba de alcanzar un frasco lleno de chocolatinas ubicado en lo alto de uno de los gabinetes mientras Cyrus la esperaba impaciente.

-Date prisa.- Susurró la menor.

-No me presiones.- Su hermana respondió- Lo tengo.- Dijo cuando por fin sus pequeñas manos consiguieron tomar el frasco.

-No tan rápido pequeñas ladronas.- Decidió intervenir.

Presley se giró a verla de inmediato al escuchar su voz y abrió los ojos como platos cuando se dio cuenta de que habían sido atrapadas. Cyrus se cubrió la boca con ambas manos y se mantuvo en silencio. Lauren no pudo evitar reír frente a la actitud de sus hijas y se acercó a ellas ayudando a la niña de ocho años a bajar de la silla.

-¿Qué creen que están haciendo? .- Preguntó mientras dejaba a Presley en el suelo.

-Solo íbamos a tomar un dulce cada una.- Dijo Presley.

Las dos estaban haciendo 'la mirada', aquella expresión que hacía que sus ojos se vieran como los de un cachorrito. Presley se lo había enseñado a Cyrus y utilizaban aquel recurso cada que querían salirse con la suya.

-Sólo uno ¿Eh? .- La ojiverde alzó sus cejas.

-Tal vez dos.- Murmuró Cyrus pensativa.

-Ya saben que a su madre no le gusta que coman azúcar antes de cenar y además, podrías haberte lastimado si caías de esa silla señorita.- Se dirigió a la mayor de sus hijas.

Hold Me, Kiss Me, Love MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora