Lauren sonrió al ver como su esposa tomaba en brazos a Khai, el segundo y recién nacido hijo de Normani y el idiota de su primo. La castaña acunó con cuidado al bebé mientras lo veía embobada.
-Es hermoso.- Susurró antes de sonreírle a su mejor amiga.
-Buenos genes.- Axel comentó.
-Tienes suerte de que Normani sea una belleza.- Lauren bromeó ganándose una mirada molesta.
-Creo que voy a llorar otra vez.- Murmuró la aludida desde la cama del hospital con voz aguda y agotada.
-Fue un cumplido cariño.- Dijo Axel preocupado acercándose de inmediato para consolarla.
-Son las hormonas.- Camila explicó mientras seguía sosteniendo a Khai.
La castaña se acercó a su esposa para enseñarle más de cerca al dormido bebé. Lauren estudió detalladamente el rostro del nuevo integrante de la familia y notó que no se había equivocado al decir que se parecía a Normani, ya que era su vivo retrato.
-Quiero uno.- Escuchó a su esposa murmurar.
-¿En serio? .- Preguntó y ella asintió llevando su mirada del niño hacia Lauren..
-¿Es una mala idea?
Axel seguía tratando de hacer que Normani dejara de llorar mientras ella se disculpaba entre lágrimas por ser tan sentimental así que ninguno de los dos estaba prestando atención a su conversación.
-No, claro que no.- Lauren negó con la cabeza observando una vez más al bebé.
Por supuesto que le encantaría tener otro hijo con Camila, pero jamás se había atrevido a poner el tema sobre la mesa. No después de lo que había pasado la última vez que Camila había estado embarazada hace unos cuantos años atrás. Seguido a eso, Cyrus llegó a sus vidas sin previo aviso y llenó el vacío que la pérdida había dejado. Desde entonces solo habían sido las cuatro contra al mundo. Bueno, ella, Camila, sus dos maravillosas hijas y, cómo olvidarlo, Ringo. Parecía un buen momento para añadir un nuevo integrante a la familia.
-Negativo.- Murmuró la castaña.
Lauren percibió la decepción en su voz y la tomó de la mano.
-Está bien. Llevamos poco tiempo intentándolo.- Intentó darle ánimos- Sabíamos que no pasaría de la noche a la mañana.
Su esposa solo asintió y arrojó la prueba de embarazo al basurero para luego lavarse las manos y salir del cuarto de baño. Lauren permaneció en su lugar echando un vistazo a la basura y suspiró. Esa era la segunda prueba negativa en tres meses. Camila estaba comenzando a desesperarse. Ambas comenzaban a sentirse presionadas por el deseo de querer convertirse en madres otra vez, la edad de ambas, el recuerdo de cómo terminó el último de los embarazos de Camila, las niñas creciendo demasiado rápido y un montón de otros factores que no hacían más que crear tensión e incertidumbre. Otra prueba negativa no ayudaba para nada.
-Presley tiene entrenamiento con el equipo de fútbol después de clases y Cyrus tiene clases de natación.- Dijo Camila repasando el itinerario para el día mientras tomaba sus cosas.
-Odio cuando tienen que ir a la escuela, ¿Podemos discutir el asunto de la educación en casa?
Lauren estaba tendida en el sofá con los pies cruzados mientras tocaba una que otra melodía con una de sus tantas guitarras.
-Absolutamente no.- Dijo su esposa deteniéndose junto a ella e inclinándose para darle un beso- Además, solo estás diciendo eso porque cuando ellas no están en casa no tienes una excusa para comportarte como una niña más.