El dormitorio estaba sumido en la oscuridad, solo interrumpida por el parpadeo de un reloj que marcaba las 3 de la madrugada. Taeyeon se despertó bruscamente, con un sobresalto que estremeció la calma del ambiente. Su amante, también sacudido por el movimiento repentino, se incorporó a medias, aún envuelto en las sábanas.
— ¡Maldita sea, es tarde! — exclamó Taeyeon, saltando de la cama al observar la hora en su móvil.
— ¿Podrías dejar de gritar? — el hombre moreno se cubrió con las sábanas y trató de acomodarse nuevamente — Estoy intentando dormir, Tae — se quejó Johnny, sumiéndose en la suave almohada.
El estrés y la preocupación se agolpaban en la mente de Taeyeon. Sabía que su marido perdonaría este retraso, pero quería evitar a toda costa cualquier conflicto. Sentía que cada preocupación adicional aceleraba su envejecimiento prematuro.
Mientras se apresuraba a recoger la ropa esparcida por la habitación y a vestirse rápidamente, anunció: — Tengo que irme o tendré problemas con Jaehyun.
Johnny perdió el sueño en el instante en que escuchó el nombre del esposo del rubio, con quien Taeyeon se encontraba casi a diario.
Jaehyun...
Para él, Jaehyun representaba algo más que un simple rival. Era el deseo inalcanzable, el símbolo de todo lo que él anhelaba pero que nunca tuvo. Jaehyun poseía lo que Johnny ansiaba con furia: felicidad, prosperidad y amor verdadero. Estaba decidido a arrebatarle esa dicha, impulsado por la envidia y la codicia.
— Taeyeon — lo llamó, levantándose rápidamente para sentarse al borde de la cama — Puedo ofrecerte más que ese pobre idiota, y lo sabes — declaró lleno de molestia ante la actitud de su amante — Jaehyun nunca podrá darte ni ofrecerte más que yo — agregó con determinación, aunque en su interior albergaba dudas sobre aquello.
— Lo sé — suspiró Taeyeon mientras se calzaba los costosos zapatos que había comprado hace poco — Solo necesito exprimirlo todo de él, dame tiempo — suplicó, acercándose al moreno, quien parecía vacilar frente a sus últimas palabras — Prometo que seremos felices y extremadamente ricos.
El par de amantes retumbó en la habitación, saturado de esperanza y ambición desenfrenada. Aquellos dos hombres, unidos por intereses y deseos oscuros, fraguaron sus promesas como si fueran el inicio de una conspiración. La sombra de Jaehyun parecía alargar su alcance en cada palabra, oscureciendo el destino de todos los involucrados.
Johnny sujetó con firmeza la mandíbula pálida de Taeyeon, clavando en él una mirada penetrante que parecía esculpir la inquietud en cada rasgo del rostro del rubio. Su expresión se transformó, adquiriendo un matiz aterrador que dejó helada la habitación.
— No intentes jugar conmigo ni engañarme, pequeño — espetó, dejando caer un breve beso en los labios de Taeyeon, manteniendo su agarre firme y amenazador — Conozco cada movimiento tuyo, así que será mejor que cumplas lo que prometes — advirtió mientras el rubio luchaba por liberarse del apretón poderoso del hombre alto — Grábate eso bien, cariño.
Taeyeon forcejeaba, intentando liberarse de la presión aplastante que ejercía Johnny sobre él, pero la férrea sujeción del moreno lo mantenía atrapado, inmovilizándolo en un abrazo tenso y opresivo.
— No sería capaz de romper mi promesa — afirmó el rubio, sus palabras brotando desde lo más profundo de su ser, revelando un vínculo irrompible que lo ligaba a su amante, más allá de sus propios problemas y la implacable búsqueda de riqueza.
Aquella declaración era la manifestación de un conflicto interior. A pesar de sus ambiciones desmedidas y sus oscuros objetivos, Taeyeon no podía negar la arrolladora atracción que sentía hacia el hombre que ahora lo liberaba. La presencia de Johnny era como un imán que lo atraía irremediablemente, confundiendo sus anhelos y enredando sus emociones en un torbellino de deseo y temor.
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En el interior de los dominios de los Jung, horas después, Taeyeon emergió de su habitación con su característica tardanza, pero esta vez portando un atuendo impecable y una sonrisa radiante. Descendió las majestuosas escaleras principales con agilidad, donde fue recibido por su ama de llaves, dispuesta como siempre.
— Joven Taeyeon, su desayuno está servido.
— Desecha esa porquería, no pienso siquiera probar esa inmundicia que a la que llamas comida.
La mujer estaba familiarizada con este trato desde hace tiempo, por lo que simplemente asintió, apretando los dientes para controlar su frustración. No lograba entender por qué Taeyeon la trataba con tal desdén, considerando que siempre había mostrado respeto y no había dado motivo alguno para su irritación.
Taeyeon desplegó una mirada cargada de desprecio hacia la ama de llaves — Me ausentaré un rato. No desees servirme absolutamente nada de tu repugnante cocina — su rostro exhibía la habitual expresión de desaprobación mientras se abría paso para abandonar la casa — Permiso.
El rubio partió de la residencia, dejando a la ama de llaves sumida en el desconcierto, cuestionándose qué vislumbraba su patrón en aquel joven consentido con el que había optado formar una familia. La pregunta flotaba en el aire: ¿Por qué no abandonaba su empleo? La respuesta resonaba con claridad: Sungchan.
Ella sabía que el niño la veía como su única amiga y una figura adulta en quien confiar. También sabía que ese pequeño sufría constantemente en su habitación, pero al preguntarle, solo recibía excusas que no la convencían del todo.
Marta siempre sospechó de Taeyeon, pero no podía hacer más que callar. Hubo muchas ocasiones en las que estuvo dispuesta a contarle a su patrón lo sucedido, pero no podía hacerlo sin la ayuda del menor explicando lo que pasaba. Así que, la sirvienta solo parecía ser una persona mentirosa o especulativa.
✨
Previamente, Taeyeon había concertado una reunión con el investigador que había contratado para escudriñar la vida de su gemelo, con el único propósito de recibir las últimas novedades y esclarecer las dudas que habían surgido tras haber solicitado información semanas atrás.
A pesar de ser hermanos, Taeyeon no había mantenido ningún tipo de contacto con su hermano gemelo, ya que se había inmerso por completo en sus propios planes de seducción hacia hombres adinerados y algo ingenuos.
— ¿Taeyong sigue con sus estudios de Medicina? — inquirió cuando tuvo frente a él al hombre de traje negro, tomándose un sorbo de su taza de café.
— Pretende llevar a cabo sus prácticas durante sus últimos años, pero la falta de fondos para sufragar sus gastos se lo impide. Ha contraído deudas con el banco y con los dueños del departamento en el que reside. Prácticamente, se encuentra en la ruina, aunque está haciendo esfuerzos trabajando en una librería para salir adelante.
Aquella noticia resonó en los oídos de Taeyeon como una dulce melodía. Ver a su hermano sumido en deudas solo allanaría su camino hacia sus objetivos.
— ¿Cuál es su horario laboral?
— He traído una copia de su horario, aunque ha sido algo complicado porque...
— No me interesa. Dame eso — le arrebató el documento y lo examinó detenidamente — Perfecto.
— Además, he recopilado los números referentes a las deudas que tiene pendientes — extrajo otro documento que volvió a ser rápidamente sustraído por Taeyeon.
— ¿No puede saldar esta insignificancia? — se burló Taeyeon al contemplar la suma total anotada en las facturas.

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L'usurpateur
FantasyJaehyun, el dueño de la cadena de hospitales más importante de Estados Unidos, cree que su vida es plenamente feliz al lado de su esposo y su hijo. Sin embargo, este sentimiento no es recíproco entre esta pareja, pues Taeyeon sólo ve a Jaehyun como...