25

647 91 14
                                    

- ¿Papi? ¿Pod qué llodas? - preguntó Sungchan acariciando la cabeza de Taeyong, quién se encontraba de rodillas frente a su sobrino y abrazándolo cómo si ese fuese el último abrazo que tendría - No quiedo que llodes o voy a llodad también

- Perdóname por no evitar que escucharás eso de la boca de Jungwoo, lo lamento tanto, mi pequeño - habló el rubio aún con la cara sobre el pequeño hombro del niño que lo consolaba

- No es tu culpa, papi. Estoy acostumbado a eso, lo único que me impodta es lo que piensen papá Jae y tú

Taeyong se separó un poco del menor y limpio las lágrimas que aún bajaban por su mejillas para darle una sonrisa forzosa

- Te prometo que a partir de ahora nadie te va a hacer daño, no lo voy a permitir

- Te quiero papi - el niño se acercó al cuello del más alto y lo abrazó suavemente mientras le susurraba que lo quería mucho.a

-

La maldita puta de su esposo consiguió el dinero - habló el chico en voz baja a un sujeto que acababa de llamarlo por el celular - Podríamos hacer unas cuantas jugadas y esos jugosos billetes serían nuestros

- ¿Seguro que podrás hacerlo?

- Si descubren algo, voy a huir con el dinero, pero no pienso irme de este país sin eso. No puedo esperar a tener a esos bebés en mis manos

- Bien, contacta al chico que hackeo la contraseña, al parecer los Jung cambiaron su contraseña de mierda.

- No habrá mucho problema con eso, el verdadero problema es a que cuenta mover el dinero

- Tengo una cuenta en Francia, podrías hacer la transferencia ahí. La policía no se meterá en un problema con los franceses por una disputa que sólo le pertenece a Estados Unidos.

- Está bien

Esa misma noche, Taeyong decidió escapar nuevamente de casa junto a Sungchan para llevarlo a pasear junto a Doyoung al parque de diversiones.

- ¿Te gusta ese peluche, Sungchan? - sonrió Doyoung hacia el pequeño niño que miraba maravillado un oso blanco.

Un temeroso niño asintió aún viendo como los niños intentaban disparar al objetivo para ganarse algún premio.

- Lo intentaré por ti

- Doyoung no es necesario, de verdad - insistió Taeyong al ver que el chico de pelo azabache iba a ir a comprar un boleto para tres tiros en aquel juego

- Tranquilo, quiero hacerlo. Además, creo que a Sungie le gusta tanto el osito como a mi - el chico sonrió y avanzó para pagar por el juego, totalmente decidido a ganar para alegrar al niño y ganarse la admiración del rubio.

Aunque su mente le recriminaba siempre que aquel chico que empezaba a gustarle más de lo que debería estaba casado, no podía evitar tratar de conseguir aunque sea una oportunidad para entrar en su corazón.

No le importaba si su esposo era un hombre con influencias o un socio de su padre, él sólo quería ser feliz al lado del lindo rubio que le robó el corazón y el aliento desde el primer día que lo vió.

Jaehyun entró molesto a casa, dejando su abrigo a Marta en sus manos y pasando de largo hacia su despacho sin siquiera saludar a su madre o a los demás presentes que se encontraban cerca.

Una vez más no había conseguido el ansiado préstamo, y cada vez se sentía mucho más lejos de su objetivo.

- ¿Esas son las formas de entrar? - preguntó su madre desde el marco de la puerta

 L'usurpateurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora