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El desconcierto invadió a Taeyong al encontrarse cara a cara con su despreciativo hermano, observando esa sonrisa siniestra que había tratado de borrar de su memoria durante tanto tiempo.

— Tanto tiempo sin vernos y lo único que puedes decir es ¿Taeyeon? — la ironía se deslizó en cada palabra del pelinegro, recibiendo una mirada aguda de su hermano, quien captó de inmediato el tono sarcástico en su voz.

— Por favor, solo vete de aquí — Taeyong finalmente logró articular con un evidente miedo en su tono, y no era para menos, había sufrido mil desgracias a causa de Taeyeon.

— Vamos, déjame ayudarte un poco, hermanito. Supe que estás con muchas deudas y solo vine a echarte una mano — insistió el rubio, tratando de convencerlo.

— Claro — Taeyeon tomó el libro con la intención de pasarlo por el lector de códigos de barras — ¿Ahora te preocupas por mí?

— Siempre me ha importado — mintió descaradamente, manteniendo la mirada fija en las acciones de su hermano — Deja que te ayude con tus deudas, considera esto como una disculpa por todo lo que hice mal en el pasado.

Taeyeon, con su actitud altiva y su bolsa exuberante, sacó una tarjeta de crédito y la ofreció con desdén.

— ¿Va a pagar con tarjeta o efectivo? — Taeyong tecleó en la pantalla de su computadora como si la tensión entre ambos no hubiera ocurrido minutos atrás.

— Tarjeta, sabes que odio el efectivo. Es tan asqueroso tocar billetes y monedas contaminadas por manos pobres de otras personas — una mueca de asco se dibujó en su rostro mientras extendía la tarjeta.

— Serían 15 libras — informó Taeyong, recibiendo la tarjeta con profesionalismo — ¿Desea algo más? 

— Hablar contigo

Taeyeon esperó dentro de la librería simulando buscar otro libro para esperar a que el turno de su gemelo terminara. Lo último que iba a hacer era rendirse ante el definitivo rechazo de su gemelo para hablar con él. En cuestión de 40 minutos, vió la cabellera oscura de Taeyong entre los libros.

Había acabado su turno

Taeyeon lo siguió sigilosamente y salió del lugar en busca de su objetivo. Luego de cruzar dos esquinas, Taeyong se dió vuelta para regresar por su libro de microbiología, pero encontró a su gemelo caminando cerca de él.

— ¿No te vas a cansar? — el fastidio en su voz era notorio - Ya te lo dije NO requiero de tu ayuda

— 4,500 libras en deudas por el departamento y 124,200 libras en deudas bancarias — la data tan precisa de su gemelo, dejó a Taeyong completamente pasmado —¿Cuándo pretendes pagar todo eso si trabajas en un lugar con una paga tan pobre? ¿Crees siquiera que llegarás a graduarte como doctor?

La oración final había tocado uno los sueños más importantes de su vida. Su transición por la universidad estaba totalmente truncada hace meses y no parecía tener opciones de volver.

—Y decías que el dinero no importaba, pero mirate ahora — continuó — Desgastado, arruinado y truncado por falta de "eso que no importa"—el rubio hizo comillas en le aire — Soy tu única opción, querido

— No voy a aceptar nada que venga de ti

— Tal vez mis otros métodos cambien tu decisión, hermanito

— ¿Con el señor James Murphy? — pronunció Taeyong una vez que la llamada fue contestada.

— El mismo, ¿Qué se le ofrece? — respondió el hombre con una voz gruesa y ronca, denotando una clara actitud práctica y directa.

— ¿Cuánto dinero necesita para asustar seriamente a uno de sus inquilinos? — inquirió el pelinegro, dejando un pequeño espacio entre sus palabras.

— ¿Cuánto está dispuesto a ofrecer? — replicó James Murphy, evidenciando su experiencia en este tipo de tratos.

Tan solo un poco más de un día fue suficiente para Taeyeon que ejecutara su plan de emergencia. Todo había quedado fríamente calculado para dejar a Taeyong en un laberinto sin salida.

Si su gemelo no iba a acceder por las buenas, lo haría por las malas...

Un jueves, durante las primeras horas de la mañana, sonó la puerta de Taeyong anunciando la presencia de alguien fuera de su departamento. Tomó un vaso de agua y se dispuso a caminar hacia la entrada para atender al llamado.

— ¿Señor Lee Taeyong? — preguntó una mujer vestida en traje con algunos papeles en sus manos

— Soy yo — contestó confundido por la presencia inesperada que tenía en su puerta

—Soy la abogada Smith, mucho gusto. El motivo de mi visita es porque el señor Murphy está presentando una demanda en su contra por deudas por la prestación del servicio de alquiler — la señora rubia le extendió unas tres hojas — Ahí específica que, mi cliente pide su desalojo de la propiedad en la que actualmente esta residiendo y solicita la suma de gastos de alquiler más el dinero invertido en el proceso legal de su desalojo frente a las autoridades del Tribunal de Londres.

Taeyong estaba muy confundido con toda la información que acababa de recibir. Apenas pudo procesar la mitad de lo que la mujer le explicaba.

—No comprendo. El señor Murphy me dió una semana más para pagar los meses atrasados.

— El señor puede demandar su desalojo ya que no tiene manera de probar que se le ha estipulado un tiempo más para pagar

— Por favor — Taeyong se arrodilló frente a la abogada y comenzó a llorar — Dígale al señor Murphy que estoy tratando de solucionar mi crisis económica y juro que le pagaré cada libra de mi deuda .

— Lo siento, sólo desaloje el lugar o esto sumará una deuda grande a su historial de pagos.

Dicho esto la mujer se fué, dejando a un Taeyong completamente destruido. Ya no podía soportar más estrés por sus deudas.

Parecía que no había cuando acabe su sufrimiento...

Su teléfono vibró en su bolsillo izquierdo junto a una melodía suave, retiró algunas lágrimas que resbalaban por sus mejillas y se levantó del suelo dispuesto a contestar aquella llamada.

Un número no registrado...

¿Hola?

— ¿Sigues sin querer hablar conmigo? - la voz de su gemelo se oyó desde el otro lado de la línea — Mi propuesta sigue en pie, Taeyong

En donde nos podemos ver...

 L'usurpateurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora