Una chica muerta.

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3 de agosto.

10:35 p.m.

Dakota.

La muerte. ¿Por qué le tenemos tanto miedo? ¿Por qué la evitamos si sabemos que en algún punto de nuestras vidas nos llegara? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Siempre hay tantas preguntas en todo. Nunca podemos vivir simplemente.

Hoy no estaba preocupada por nada, solo vivía, reía y mi corazón latía alegremente. La música me estaba envolviendo, su ritmo me abrazaba y me movía a su antojo, no era la única que se encontraba en este trance, pues había más personas igual que yo. Personas que solo se dedicaban a vivir.

—Deja de bailar así, Dakota —La mano de Luna, mi mejor amiga, me jalo e interrumpió mi momento, me llevo con ella fuera de la pista.

—Por primera vez en tu vida deja de ser tan "perfecta" y diviértete ¿Si sabes qué es eso? —honestamente no estaba con ganas de soportar sus humores, así que no me importo si le dolía o no.

Estábamos en una fiesta y era nuestra primera vez en una así. Mi hermana Kiana se graduó y sus compañeros hicieron una fiesta en casa de uno de ellos para celebrar esto, así que la hemos venido a acompañar, aunque antes de llegar tuvimos una pequeña pelea, nos hemos separado desde que llegamos y desde ahí no la veo.

El pueblo en el que vivimos se llama Striller, es una comunidad pequeña que está dividida en dos tipos de habitantes, los religiosos y los que no siguen ninguna religión y viven su vida con libertinaje, la mayoría de la población son religiosos. Mis padres y nosotras no sabíamos que el ambiente de esta fiesta se tornaría así, pues hay alcohol, sexo y drogas, todo lo que tenemos prohibido, simplemente se ha transformado en una fiesta mundana.

—¿Has bebido alcohol? —Luna se acerca a oler mi aliento.

—Yo bebí lo primero que encontré —dije despreocupada.

—Estas loca, Dakota —jala mi cuerpo hacia la puerta principal pero no funciona pues yo ejercí fuerza hacia el sentido contrario — No te puedo llevar así a tu casa.

Ella siempre tiene que hacer todo bien. Es hija, estudiante, joven e integrante de la iglesia. Todos la usan como ejemplo o modelo a seguir. Y mis padres dicen que el hecho de que ella y yo seamos tan amigas habla muy bien de mí. Pues mis padres son los lideres principales de la iglesia de Striller y toda la familia tenemos que ser lo más correctos posibles. Ya tuvieron una gran decepción en ese sentido, pues mi hermana Kiana ha tomado un camino muy distinto. No sigue las reglas, solo las rompe, le gusta hacer enojar a mi padre y siempre busca la mínima oportunidad para hacerlo. Por culpa de ella han hablado muy mal de mi padre, pues se quejan de que él sea el que dirija una iglesia entera, pero a su hija no puede. En cambio, dice mi padre que yo soy su consuelo, la hija buena y en la que tiene sus esperanzas puestas. Por esto toda la presión cae sobre mí y a veces es más fuerte que yo, pues de verdad trato de ser lo que ellos quieren que sea, pero no puedo. Muchas veces mi carne es mayor que mi fuerza de voluntad para obedecer.

La sensación del agua fría sobre mi cara me trae de vuelta a la realidad, pues Luna se las arregló para traerme a la cocina en la cual trata de bajarme la borrachera.

—Pensé que era refresco —le aclaro refiriéndome a la bebida que tome hoy mientras que unas lágrimas salen sin razón alguna.

—Tranquila —me seca mi cara con delicadeza — Le han mezclado alcohol a todo.

Una arcada muy violenta se aproxima sin aviso y dejo salir todo lo que he consumido hoy, por suerte alcance a voltearme y no le vomite encima a Luna.

—Ven, vamos a recostarte un momento antes de irnos —toma mi mano y yo solo la sigo.

Todos somos culpables.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora