17 de agosto.
9:25 pm.
Dakota.
—Mañana volverás a la escuela —declara mi padre con su tono de voz serio.
—No quiero —contesto tranquilamente y sin ningún remordimiento.
—Pensé que con Kiana se iba esta actitud que no tolero —habla mi madre.
—Koko, sigue afectada por que la extraña —Andrew me defiende.
Estamos cenando, la tensión se siente demasiado, pero estoy tratando de ignorarlo para disfrutar, aunque sea un rato de mi día.
—No deberíamos de presionar a Koko por eso —intercede Andrew por mí, a kilómetros se le notan los nervios en su hablar— Recuerda a Kiki y le da tristeza.
—Llámalas por su nombre Andrew —espeta mi madre con falta de paciencia— ya no son niñitas.
El silencio incomodo se apodera del ambiente. Honestamente yo prefería mil veces estar en silencio a hablar con ellos. De su boca salen puras dagas para mi.
—No hay negociación —anuncia seriamente mi padre— iras, tenemos que cuidar nuestra imagen allá fuera.
—¿Y de que nos sirve lo que somos afuera cuando adentro somos todo lo contrario? —cargue de odio mi tono de voz— Imagínate que supieran lo que eres aquí. Afuera un padre ejemplar, con mucho amor a sus hijos, pero lo que eres aquí no es ni la sombra de lo que aparentas ser allá.
—No me importa lo que pienses —pausa para tomar agua— no nos vamos a hundir toda la vida por Kiana como tú lo estás haciendo.
—¡Son unos insensibles! —exclamo agotada con unas cuantas lagrimas retenidas— ¡Mataron a sangre fría a su hija y solamente se cruzan de manos en sus sillones haciendo que dejen de investigar quien fue el asesino!
—¡Eres una irrespetuosa!
Mi padre se levanta de la mesa y todos lo seguimos con la mirada. Se dirige hacia a mi.
Ya se lo que va a hacer. Y me da un poco de miedo.
No demuestro lo que siento y me enfrento a el. Mantengo mi mirada alta cuando suelta su mano sobre mi rostro. El dolor físico me recorre, pero me duele mas el emocional. Lo de adentro siempre supera lo exterior.
—¿Ahora que sientes? —lo cuestiono con toda la valentía que puedo— ¿Soy mejor hija ahora?
Vuelve a abofetearme con mucha fuerza. No me quedare parada aquí dejando que me haga lo que quiera. Por mas fuerte que sea mi orgullo no puedo permitir que haga y deshaga conmigo.
Guiada por mis impulsos, salgo corriendo de la casa. Puedo escuchar sus pasos siguiéndome, pero no me detengo, en cambio, acelero mi paso. Llego a la puerta principal y logro salir de mi casa. Con el miedo y la adrenalina corriendo por mis venas.
Por inercia sigo corriendo por en medio de la calle, las lagrimas que salen de mis ojos se las lleva el viento. No tengo noción de la dirección ni del tiempo. Es como si yo fuera una hoja que cae de un árbol, la hoja solamente esta siendo guiada por el viento, yo soy la hoja y mis problemas son el viento.
Tropiezo con una roca, provocando que caiga y me raspe mis rodillas. Me vuelvo a poner de pie sin importar el dolor.
Siento mis piernas flaquear, pero no me quiero detener. Todavía no me siento segura.
ESTÁS LEYENDO
Todos somos culpables.
Mystery / ThrillerKiana y Dakota son hermanas inseparables, hasta que la palabra "inseparable" se acaba con el asesinato de Kiana. Dakota busca por cielo, mar y tierra al culpable. En el proceso lucha contra los demonios que la arrastran al pasado. Logra quitarse la...