Tyler y Luna

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5 de septiembre.

6:30 pm

Tyler Adam.



El humo del cigarro quemaba mi garganta, esto comenzaba a joderme más, pero solo asi podía controlar mis ansias, hace dos días se cumplió un mes desde que ella se fue. No puedo evitar reprocharme todo el tiempo lo que paso, pues yo fui culpable, yo no la mate, pero sé que tuve que ver en eso. La culpa ha estado persiguiéndome desde entonces y cada vez todo ha sido más pesado.

Me quema el saber que íbamos a ser padres, jamás me había imaginado a mí con un hijo, jamás me he sentido capaz de cargar a uno o de tan solo cumplir como figura paternal. Tampoco me la había imaginado a ella, pero el saber que hubiéramos tenido a uno en los brazos dentro de poco tiempo me hizo pensarlo demasiado.

No miento al decir que la ame más que a nadie y claro que lo sigo haciendo, pero soy un patán que solo supo lastimarla y siento que aún lo sigo haciendo.

Dirijo mi cigarro a mi boca, pero Luna se aproxima rápidamente y lo tira.


—Deja esto ya —me mira con su típica cara de "yo soy la que manda y tu obedeces"


No contesto solo la ignoro y empiezo a caminar para alejarla, fracaso pues me sigue. Siento mi celular en el bolsillo vibrar y en la pantalla ilumina el número de Kiana. El signo de interrogación crece en mi cara y en la de Luna que también lo ha visto.


—¿Hola? —guiado por la curiosidad contesto, pero no responden— ¿Holaa?

—Tyler —la voz de una mujer suena e inmediatamente siento mi corazón latir más rápido, pues es parecida a la de Kiana— Ven por favor

—¿Kiana? —sale de mi boca antes de pensarlo

—No —la mujer llora y esto solo me confunde más— Soy Dakota.

—Cuelga —me indica Luna, pero no le hago caso e intento apartarme para que no escuche.

—¿Qué pasa? —le pregunto sin paciencia.

—Ven.

—¿Qué pasa? ¿Dónde estás?

—Me tienen amarrada y en un sótano —todo esto me parece tan extraño— ven antes de que sea tarde.


Y sin decir nada más cuelga. No sé muy bien que hacer, mi celular vibra y esta vez es un mensaje con la ubicación de Dakota. Me dirijo a mi moto, pero Luna aun me sigue.


—¿Qué haces? —me pregunta

—Iré —contesto tajante pues ya quiero ver de qué trata todo esto.

—No si no voy yo.

—Súbete rapido.


Me obedece y manejo lo más rapido posible hacia donde la ubicación me indica. No sé muy bien que es lo que haré exactamente, pero siento que se lo debo a Kiana y pondré a su hermana a salvo.

Llegamos a una casa la cual tiene la puerta abierta, le indico a Luna que se quede a espaldas mía. El interior de la casa deja mucho por desear, pues hay envolturas y cajas de comida por todas partes, se encuentra muy sucia. Busco por la sala, cocina, baño y todas las demás ubicaciones del primer piso, pero no encuentro nada que me sirva.


—Dijo que en el sótano —me recuerda Luna e inmediatamente busco la puerta, la encuentro y el sótano se encuentra muy oscuro, enciendo el interruptor de luz y el foco prende, dándome respuesta.


Dakota esta amarrada a una silla y corremos hacia ella, esta sudorosa y llorando, no sé cuánto tiempo lleve asi, pero me causa mucho lastima vela asi.

Primeramente, le quito la cinta que tiene en la boca y no le permite hablar


—¿Quién fue? —pregunta Luna mientras nos encargamos de desatarla.

—No lo sé —dice llorando— pero no tarda en volver.


Esto me pone los nervios de punta y acabamos de desamarrarla lo más rapido.


—Tyler —me habla Dakota— ¿puedes quedarte aquí por si vuelve? No es muy fuerte

—Si —me siento valiente para enfrentarlo.

—Luna —ahora se dirige a ella— ¿puedes acompañarme a un baño? Te lo juro que siento que ya no puedo más.


Luna asiente y les entrego un bate de beisbol que les puede servir para defenderse.


—Con mucho cuidado —ellas asienten y se van por las escaleras.


Mientras yo sigo esperando a que el tipo vuelva. Hay algo que no me cuadra, pero no lo puedo descifrar. Cinco minutos baja Dakota sola, luce un poco más calmada.


—¿Y Luna? —le pregunto.

—Nos está esperando en la moto, solo vine a avisarte.

—Está bien —emprendo camino.

—Espera —me llama la atención y señala un punto rojo en una esquina— ¿Qué es eso?


Me aproximo a la esquina y ella lo hace detrás de mí, el punto rojo me llama la atención ya que parece ser un láser, volteo para ver de donde proviene, pero solo puedo ver a Dakota alzar su brazo con el bate y me pega en la cabeza.

Me desequilibra todo y caigo al piso, quiero levantarme y correr pero no puedo.


—Shhhh —coloca su dedo índice sobre mi boca.


De repente todo es oscuro.

Ya no hay nada

Todos somos culpables.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora