Mi alma esta en el limbo

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18 de agosto.

9:00 am.

Dakota.


—¡Koko! —Luna me saluda alegremente desde la entrada de la escuela.

—Hola —saludo desganada acercándome a ella.

—¡Es nuestro último año aquí! —chilla exaltada mientras me abraza.

—Lo se.

—¿No estas emocionada?

—Ni siquiera quería volver aquí —el tono de mi voz no suena amable, pero me resulta difícil fingir que estoy feliz por eso.

—No puedes pasar toda la vida deprimida —acaricia mi mejilla, pero yo me aparto inmediatamente— aprovechemos que estamos vivas y vivamos.

—¡No puedes minimizar la muerte de mi hermana! —grito molesta atrayendo la atención de varios que están a nuestro alrededor.

—No la estoy minimizando —murmura tranquilamente— solo estoy tratando de que ya salgas de esa burbujita tuya. Ya paso lo de Kiana.

—¡¿Cómo diablos quieres que me sienta mejor diciéndome eso!? —espeto demasiado alterada— ¡Tu no eras su hermana, ni siquiera te caía bien, y ¿ahora tratas de consolarme?!

—¡Tú y yo sabemos muy bien que ella no era una santa! —el tono de su voz también ha subido y los estudiantes que están en el pasillo nos escuchan atentamente— ¡Solamente recuerda que todos los pecados tienen su castigo!


Su comentario hace que mi sangre hierva, quiero soltarle un golpe, pero sé que tendría problemas graves por eso, por contener el enojo cierro mi puño enterrando mis uñas en él. Ella solamente está parada con sus brazos cruzados en espera de que diga algo.


—No te quiero volver a ver en mi vida —balbuceo con coraje.

—Solo vámonos —se acerca a mí, pero yo me aparto inmediatamente— ¿vamos a estar actuando así?

—Yo no estoy actuando, lo que estás viendo es mi verdadera personalidad —mi tono de voz sigue siendo el mismo— yo ya me harté de esto, no quiero seguir viviendo en esta mentira, tu deberías de hacer lo mismo, porque sabes muy bien que nada de lo que estas viviendo es real.

—No sé de qué hablas —su rostro esta tensado, la conozco tan bien para saber que esta avergonzada y molesta.

—Sabes muy bien que no eres la Luna que estas fingiendo ser, yo conozco a la verdadera y es todo lo contrario a esta.

—Silencio por favor —cada vez se tensa más, pero he empezado y no puedo parar ahora.

—¿Recuerdas lo de esa noche? —finjo una risa que la incómoda.

—Silencio por favor.

—¿Recuerdas todo lo que hicimos para que nadie se diera cuenta? —ella permanece quieta y en silencio— ¿Recuerdas que Kiana nos ayudó a encubrir todo?

—Dakota por favor —espeta.

—¿Recuerdas como quedo ese señor después de que tu...?


Una cachetada interrumpe mi pregunta, logra voltear mi cabeza a un lado y puedo ver que hay muchos de los alumnos viéndonos sorprendidos, entre ellos están Florence y Edmund, no hay ninguna expresión en ellos.

Todos somos culpables.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora