Futura abuela.

10 0 0
                                    

23 de agosto.

1:30 pm.


Hoy me siento mejor, no siento mi cuerpo cansado, me desperté con apetito así que desayune y también mis padres salieron dejándome sola y dándome esa paz que tanto necesito, la tensión se ha ido y me encuentro bien otra vez, aunque sea por un pequeño rato, pero loagradezco.

Mi celular vibra en tono de llamada y la pantalla se ilumina con el nombre de Andrew.


—¿Hola? —contesto un poco emocionada por hablar con mi hermano.

—¡Koko! —su voz me relaja y me hace sentir en casa— ¿Cómo sigues?

—Mejor —es lo único que logro contestar ya que el enojo viene a mi recordándome que me abandono— me dejaste sola, Andrew.

—Lo sé y no sabes cuanto lo siento, pero es lo mejor que podía hacer.

—Solo pensaste en ti, no te importe para nada yo.


Mis ojos se llenan de lágrimas y las dejo salir, sollozo sintiéndome mal de nuevo.


—¿Has estado hablando con los Leroux? —me pregunta cambiándome de tema.

—Si —respondo cortante.

—Necesito que sigas recaudando más pistas de las que tenemos, por favor.

—Está bien.

—Llámame cualquier cosa que necesites, pense que esto nos ayudaría.

—Te quiero, Andrew.

—Yo a ti, Dakota.


Cuelgo la llamada con sentimientos encontrados y saco las lágrimas que me hacían falta. Extraño tanto a Kiana, ella era mi otra mitad y lo único bueno de mi hogar. Un recuerdo viene a mi e instintivamente me dirijo a mi habitación y me cambio de ropa inmediatamente.

Salgo de mi casa dispuesta y sintiéndome más valiente que nunca por lo que hare. Con la adrenalina del momento mi paso se acelera y cruzo calles y más calles mientras en el camino varias personas de la iglesia me saludan, pero los ignoro a propósito. Quedo frente a la casa de la persona con la que quiero hablar, tomo una respiración y toco la puerta.


—Ohh —la persona que me abre queda sorprendida por mi visita— ¿Cómo estas, Dakota?

—Estoy bien —contesto sin darle vueltas al asunto— ¿Esta Tyler?

—Claro —la señora Adam sigue confundida— enseguida sale.


Se marcha y suelto toda la respiración que tenía contenida y es aquí cuando la cobardía empieza a llegar a mi mente y dudo en si seguir o no, pero antes de poder tomar una decisión, la puerta su abre y su cara amarga mi día.


—¿Qué quieres? —la altanería en su voz me provoca jaqueca e inmediatamente me quiero largar de aquí.

—Estoy buscando a tu hermano, no a ti

—No queremos hablar contigo, Dakota.

—Déjame hablar con Tyler, Luna —le pido— es algo importante.

—Lo que sea que tengas que decirlo dilo delante de mí —Tyler se asoma a su lado y se queda ahí.

—No te refugies en ella —me centro en Tyler— ¿o quieres que tu hermanita sepa todo lo que has hecho?

Todos somos culpables.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora