Feliz navidad.

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24 de diciembre/ 6 años atrás.

9:45 pm.



Dakota esperaba impaciente a que todos durmieran, se sentía feliz, pues pensaba que haría una buena obra y Albert le daba lastima. Todos estaban celebrando con sus familias la noche buena, en cambio el, él estaba solo y no pasaría el día con nadie, esto la conmovía mucho. Pues Albert era un hombre de bien y mucha gente lo apreciaba demasiado, pero al parecer no lo suficiente como para pasar una fecha tan importante como esa con él.

Se fijo en Kiana y en Luna que dormían a su lado, al parecer ya estaban dormidas, asi que de puntillas salió de la habitación, se dirigió hacia la habitación de sus padres y tambien estaban dormidos, a Dakota le dio mucha risa escuchar a su padre roncar, tapo su boca para que no la escucharan. Era el momento perfecto para irse, asi que muy sigilosamente abrió la entrada principal y salió de la cabaña.

El frio aire golpeo su rostro y se dio cuenta de que la noche estaba muy fría y necesitaría más que lo que tenía puesto, solo que no podía darse el lujo de regresar por un abrigo. Tomo su camino a la cabaña en la que estaba Albert.

Mientras, Kiana en realidad no estaba dormida, todo el día había notado algo raro en su hermana menor, tambien había notado sus ratos en los que desaparecía, entonces quería descubrir que era lo que estaba pasando con su hermanita. Se levanto de la cama y despertó a Luna.


—Luna, despierta —Kiana la sacudió y Luna abrió sus hinchados ojos— Dakota se ha ido, tenemos que descubrir a donde.

—¿Qué?

—Shhhh —indico Kiana— ven.


Ambas emprendieron camino, Luna más dormida que cualquier cosa, pero lo hicieron. Con mucho cuidado salieron de la cabaña y fijándose en que nadie las vea.

Había un problema, Kiana no sabía a donde había ido Dakota y el lugar era un poco grande, aparte estaba rodeado por el bosque y podían perderse.


—¿A dónde vamos? —pregunto Luna, que poco a poco iba despertando.

—No lo sé —por más que Kiana pensara en que hacer no se le ocurría nada.

—Mira —Luna apunto con su dedo índice al suelo.


Eran las huellas de Dakota, eso había sido un buen inicio para la investigación de Kiana asi que su corazón de detective se alegró.

Ambas comenzaron a seguir las huellas hasta llegar a las escaleras de la entrada de una cabaña. Kiana trago saliva y empezó a tener un mal presentimiento con eso. No sabía quién estaba ahí adentro, pero estaba segura de que no era correcto que Dakota estuviera ahí a altas horas de la noche. Con mucha seguridad se apresuró a la puerta dispuesta a abrirla y ver que había dentro, pero Luna la jalo del hombro impidiendo que hiciera eso.


—¿Qué te pasa? —pregunto enojada Kiana.

—Espera, tenemos que averiguar qué es lo que está pasando primero —Luna le indico— miremos por las ventanas.


Tenía lógica lo que había dicho Luna, asi que Kiana cedió y empezaron a buscar ángulos en las ventanas para poder mirar todo. Encontraron la ventana que les daba la vista perfecta a la entrada y el corazón de Kiana comenzó a latir más rapido al ver a su hermanita ahí, un señor se acercó a Dakota y le ofreció un abrigo el cual le quedaba muy grande.

Albert tomo de la pequeña mano a Dakota y la guio a su sala, en la que tenía una televisión en la cual pondrían la película. Dakota se sentía nerviosa, el estar a solas con el empezaba a asustarla, pero trataba de no mostrar nada porque sería descortés de su parte, según ella.

Kiana y Luna tuvieron que buscar otra ventana pues esta no les permitía ver lo que ocurría en la sala, las dos niñas sentían mucho frio, pero ahorita les importaba más lo que estaba pasando adentro de esa cabaña. Cuando la encontraron vieron a Dakota sentada en el sillón, Kiana no podía ver el rostro de su hermana, pero veía que su cuerpecito estaba tenso y empezó a sentirse mal.

El sentido de alerta de Kiana y el de Luna se activó cuando vieron que Albert le puso llave a la puerta de la entrada, inmediatamente sintieron una preocupación mayor y Kiana comenzó a buscar formas de entrar. Luna permaneció viendo por la ventana, muy atenta a cualquier movimiento por parte de Albert.

La respiración de Dakota se volvía pesada, comenzaba a sudar por los nervios que tenía, vio que Albert cerró la puerta con llave, pero trato de no preocuparse, sus razones tendría que tener el.

Albert noto la tensión de la pequeña niña que tenía en su sillón.


—Tranquila, cielo —su voz provoco más nervios en Dakota— no te hare nada.


Ella asintió, tal vez estaba juzgando mal a Albert, tal vez ella era la paranoica, con una exhalación dejo salir todo y se relajó. Albert se sentó a su lado y comenzó la película.

Dakota intento prestar atención, pero tenía la mano de Albert sobre su hombro, se sentía incomoda, pero le apenaba decirlo.

Luna seguía desde la ventana mirando y Kiana daba vueltas a todo el perímetro de la cabaña buscando una entrada.

Toda la tranquilidad de Dakota se rompió cuando Albert recargo su mano sobre su pierna. El pequeño cuerpo de la niña se mantuvo quieto y sus ojos comenzaron a ponerse vidriosos, se puso inmóvil y le causaba tanto miedo la mano grande de Albert sobre la pequeña pierna de ella.

Luna actuó inmediatamente al ver esto, pues ya había sobrepasado los límites, corrió rápidamente hacia donde estaba Kiana, quien intentaba abrir la ventana de la habitación, por más fuerza que ejercían no podían, iba de centímetro a centímetro. Una fuerza brutal salió de la desesperación de Kiana y lograron abrirla. Decidieron entrar silenciosamente y primero ver que era lo que estaba pasando adentro.

Se arrastraron por el piso de madera y vieron desde adentro de la habitación con la puerta entreabierta.

Kiana casi rompe en llanto cuando vio a su hermanita tan indefensa, pero Luna le tapó la boca indicando que guardara silencio.


—Tranquila mi niña —Albert tomo el mentón de Dakota y empezó a acariciarlo como si fuera la pieza de cristal más frágil, una lagrima salió del ojo de Dakota y el la tomo con su dedo— todo estará bien.


Pero Albert se equivocó, a partir de eso momento todo dejo de estar bien, especialmente para él.

Todos somos culpables.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora